lunes, 10 de mayo de 2010

tres reglas para la educacion de los hijos

UNA ESTRATEGIA COMPUESTA

Nuestra meta como padres es ver a nuestros hijos seriamente dependiendo de Cristo y su Palabra, para la cual debemos esforzarnos pero ¿cómo la llevaremos a cabo? En Efesios 6.4 encontramos una triple respuesta a esta pregunta. Una parte está formulada en forma negativa cuando Dios nos dice lo que debemos evitar en la crianza de nuestros hijos. Las otras dos partes están presentadas en forma positiva donde Dios nos dice lo que sí debemos hacer.

Primera estrategia: No provocarlos a ira

En cuanto a lo negativo, Dios dice que debemos evitar provocar a nuestros hijos a ira. Aquí habrá que explicar el significado de las palabras «provocar» e «ira». No provocar la ira de nuestros hijos no significa que jamás haremos actos que podrían molestar, desagradar o hacer que se enojen. No significa que nunca debemos negarles cosas o dejar de darles algo que desean ansiosamente.

Significa que nunca debemos tratarlos de tal modo que sus pasiones sean innecesariamente excitadas, que no debemos tratarlos de manera que sean incitados a un estilo de vida iracundo y lleguen a ser hombres y mujeres irascibles. La Biblia al Día dice: «Y en cuanto a ustedes, padres, no estén siempre regañando y castigando a sus hijos, con lo cual pueden provocar en ellos ira y resentimientos». Lo que debemos evitar es exasperar a nuestros hijos al punto de producir en ellos un resentimiento profundo y duradero.

Colosenses 3:21 en la Nueva Biblia Española dice: «Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se depriman», y la versión Dios Habla Hoy: «para que no se desanimen». En el griego la palabra que se traduce «depriman», «desanimen», o «vuelvan infelices» significa: «dejar de soplar el viento sobre las velas de un barco». Dios está diciendo: «No formen a sus hijos de tal modo que les quiten toda fuerza o iniciativa. No los críen de tal manera que se tornen totalmente frustrados, decaídos, amargados, hostiles, holgazanes, pesimistas, negativos, temerosos, miedosos, inseguros, rebeldes, resentidos, impíos y descarriados».

«Por todos los medios», dice Dios, «eviten provocar a sus hijos a la ira». ¿Pero cómo podremos obedecer este mandato?

¿Cómo evitamos irritar a nuestros hijos a la ira? Para evitar provocar a ira a nuestros hijos considere lo siguiente:

• Tenga expectativas reales acerca de ellos.

• Repréndalos o corríjalos en el modo adecuado. Si usted se equivoca pida perdón.

• Practique lo que predica.

• Debemos impregnar las mentes de nuestros hijos con valores y normas correctas por medio de preceptos y del ejemplo personal. Nuestra sociedad ha hecho ídolos del poder, la fuerza, la belleza, la riqueza, la inteligencia y la capacidad atlética. Esto es lo que la gente valora. En nuestra sociedad, una persona exitosa es alguien que posee por lo menos una de estas virtudes. Según la Biblia, esta forma de medir el valor y el éxito no es correcto porque Dios no valora esto. Por tanto, debemos esforzarnos por inculcarles a nuestros hijos el hecho de que no los valoramos en base a estas cualidades externas y superficiales. El niño que no es tan inteligente o bien parecido, o no tan buen atleta debe saber que le ama y valora tanto como aquel que posee estas cualidades.

• Busque tener buenos momentos con sus hijos.

• Comuníqueles libremente amor y aprecio. Hágase el hábito de manifestar su amor y aprecio por sus hijos en forma tangible: con un abrazo, un beso, una palmada en la espalda, con palabras, por notas escritas, con un regalo, al jugar con ellos, al escucharles, y al respetar sus opiniones.

• Permítales falla y cometer errores sin que ello les haga sentir que no serán aceptados.

• Debemos hacerles conocer las expectativas, reglas y reglamentos. Debemos reconocer nuestros errores, pedirles perdón cuando les hemos fallado, y procurar una reconciliación.

• Debemos facilitarles el acercamiento cuando tengan problemas, dificultades y preocupaciones. Aprenda a escuchar cuando deseen hablar. En lo posible esté a su disposición.

Efesios 6.4 dice que la meta de los padres debe ser criar a sus hijos en el Señor. También indica que para hacer esto debemos evitar provocarlos a ira. Esa es la primera parte de la estrategia de Dios para una crianza eficaz de los hijos.

Segunda estrategia: En disciplina

La segunda parte de la estrategia de Dios se encuentra en las palabras «en disciplina y amonestación del Señor». La palabra griega traducida como «disciplina» significa «inculcar en la mente». Para criar a sus hijos Los padres deben inculcar algo en sus mentes. ¿Qué es lo que deben inculcar? La instrucción, el consejo o la amonestación del Señor.

El niño «debe ser alcanzado en su corazón con la Palabra de Dios. El mensaje de Dios debe llegar en primer lugar al corazón de nuestros hijos, llevándolos al arrepentimiento y a la fe. Los padres deben guiarlos al arrepentimiento, a la convicción de pecado, al Salvador. Y luego deben continuar mostrándoles lo que Él desea y motivarles…»

En la Biblia Dios da instrucción y principios para guiarnos en todas las áreas de la vida. Dios da principios para ayudarnos a relacionar con otras personas, a controlar y utilizar nuestras emociones, a utilizar el tiempo y dinero, a enfrentar y resolver problemas. Ayuda a tomar decisiones, vencer a la ira pecaminosa y el resentimiento, a tener un buen matrimonio, a hacer amigos, y cómo responder cuando somos maltratados. Nos provee las herramientas para saber cómo trabajar, cómo llegar a ser comunicadores eficaces, cómo vestirnos, cómo ser buenos padres, cómo establecer valores y normas correctas, cómo orar, cómo estudiar la Biblia y mucho más. La Biblia es el libro más práctico del mundo, y es nuestro privilegio y responsabilidad criar a nuestros hijos inculcando en sus mentes estas verdades.

Con esto no quiero decir que nosotros debamos dar toda la enseñanza. Podemos y debemos utilizar todos los recursos de la iglesia y aun recurrir a hermanos cristianos para que nos ayuden en esta tarea; poner en las manos de nuestros hijos buena literatura cristiana: enviarlos a una escuela cristiana donde la enseñanza bíblica sea diariamente impartida.

Pero aunque utilicemos todos estos recursos debemos comprender que, en última instancia, la responsabilidad de criar a nuestros hijos para que conozcan las Escrituras y establezcan sus valores, no es de la iglesia o la escuela. Es nuestra como padres y recae especialmente sobre el padre como cabeza del hogar.

El medio que utiliza Dios para salvar a las personas y transformarlas a la semejanza de Jesucristo (madurar) es la amonestación e instrucción en la Palabra de Dios. Por lo tanto, si como padres honestamente deseamos criar a nuestros hijos, guiándolos hacia la madurez espiritual, debemos vigilar que la verdad de la Palabra de Dios sea inculcada en sus mentes. Debemos procurar darles una buena educación académica, pero es más importante instruirlos en el consejo y amonestación de Dios. Debemos instruirlos por medio de la enseñanza formal e informal, por preceptos, principios, e ilustraciones, pero en especial por nuestro ejemplo práctico, consecuente, piadoso.

Tercera estrategia: En amonestación

Una tercera parte en la estrategia en la crianza de los hijos se encuentra en las palabras «en la amonestación del Señor». Contrariamente a lo que muchos piensan los hijos no son angelitos. No hacen lo correcto por naturaleza, ni se impacientan por escoger lo bueno y santo. Dios dice que necesitamos disciplinarlos para ayudarlos a escoger correctamente y aprendan a hacer lo bueno y vivir rectamente. La disciplina se refiere a la enseñanza obligada, o con estructura, enseñanza que se grabe en sus mentes.

Dios dice: «Si quieren que sus hijos crezcan bien, tendrán que lograr que obedezcan. En ocasiones se opondrán a las cosas que son para su bien y tendrán que utilizar disciplina para motivarlos a hacer lo correcto». Hay sólo una clase de disciplina que debemos utilizar en la crianza de nuestros hijos: «la disciplina del Señor», la que se manda en Proverbios, la que Dios utiliza para con sus hijos.

A continuación una lista de algunos principios que están involucrados en el ejercicio de la disciplina según Dios:

• Los límites y normas deben ser claros, bien establecidos y anunciados. (Pr 29.15; Ex 20.1–17).

• No deben ser demasiados y deben ser claramente comprendidos. (Ex 20.1–17; Mt 22.34–40).

• Las normas deben ser cumplibles, no movibles y consecuentes. Deberán poder ser impuestas. • No las bases en trivialidades ni deben ser arbitrarias. Explique el motivo de ellas (Ef 6.1–2).

• Procure establecer sus normas y reglamentos sobre principios bíblicos. Recuerde que son para el bien de sus hijos, ellos necesitan límites para alcanzar seguridad y aprender a distinguir entre lo bueno y lo malo.

• Toda vez que sea posible, díganles no sólo lo que esperan de ellos sino demuéstrenselo.

• Cuando se violan las normas, administren el castigo necesario.

Dios no siempre nos disciplina de la misma forma. Acomoda la disciplina a nuestra necesidad. El castigo debe administrarse con instrucción y previo acuerdo de los padres. Los hijos deben saber que sus padres están de acuerdo. Si sienten que uno de los padres es «blando» y que el otro es «estricto» los resultados pueden ser desastrosos.

La disciplina debe administrarse en forma consecuente. No debemos castigar a los hijos por algo en una ocasión e ignorarlo cuando hacen lo mismo en otra circunstancia, no habrá crecimiento ni corrección a menos que sea consecuente.

Si una acción es considerada errónea una vez, lo será también, la segunda, la tercera y aun la décima vez, a no ser, por supuesto, que usted comprenda que su norma estaba equivocada.

El castigo debe administrarse con la suficiente fuerza como para desalentarlos a desobedecer nuevamente. La disciplina debe ser lo suficientemente severa como para recordarla pero no tanto como para dañar a los hijos (Pr 23.13–14).

La disciplina debe administrarse con un corazón de amor (Pr 13.24; 1 Co 16.14; Ap 3.19). A propósito, el amor y la ira no necesariamente son opuestos (Ef 4.26, 32). La ira pecaminosa, descontrolada y el amor en sí son incompatibles (Ef

4.31–32; 1 Co 13.4). Sin embargo, la ira controlada y el amor genuino pueden morar en el mismo corazón al mismo tiempo

y estar dirigidos hacia la misma persona. Es legítimo enojarnos con nuestros hijos por desobediencia genuina. Al mismo tiempo, no debemos expresar ese enojo en maneras pecaminosas (con gritos, alaridos, con rencor, irritabilidad, etc.) sino siempre en forma cariñosa por el bien de nuestros hijos.

CONCLUSIONES

Padres:

Lo principal es que críen a sus hijos de acuerdo al plan de Dios. El no hacerlo constituye una desobediencia a su Dios. En segundo lugar, deben adoptar este plan porque será para el bien de toda la familia: padres e hijos. Tercero, deben adoptar este plan porque así sus hijos ya no serán un obstáculo entre padres, sino un lazo que los unirá más.

El asistir o no a una iglesia no garantiza la salvación de su hijo, de cualquier manera, la responsabilidad final de ello depende, y es una responsabilidad primaria de los padres. No tiene excusas pensando en que los tiempos pasados fueron mejores, no es así. La crianza de sus hijos es responsabilidad suya y no puede delegarla.

Debe predicar con el ejemplo y ser el modelo que ellos quieran seguir, debe sembrar y cultivar la semilla en sus corazones

y entender que los caminos de Dios no son los del mundo. Padre usted es el sacerdote de su casa.

Ore por ellos todo el tiempo pidiendo protección y guía del Señor para sus vidas, ore para que sean personas exitosas desde la óptica del mundo: económica, profesional y socialmente. Pero sobre todas las cosas pida para que sean hombres y mujeres temerosas de Dios.

Jóvenes:

La responsabilidad principal por la vida recae en cada uno, no pueden culpar a otros por lo que suceda con ella, recuerden que todo lo que se hace o deja de hacerse trae consecuencias. Es fácil tratar de buscar culpables, pero al margen de encontrarlos, en apariencia, quienes vivirán el resultado de las cosas, serán ustedes.

El padre y la madre, por más que se esfuercen, no podrán garantizar su salvación, ella depende de ustedes. Ustedes deciden a quién seguir y qué hacer.

Deuteronomio 11:26 – 28: “He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido.”

Isa 55:8 – 9: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

Esas palabras no pueden ser más claras. Sepan elegir su camino, busquen a Dios y caminen de la mano de sus padres, acudan a ellos en busca de consejo sabio, hónrenlos y tendrán bendición. El mejor lugar para acudir en busca de ayuda, después de Dios, son sus padres.

No malentiendan los límites, normas y disciplina. Ayudan a forjar mejores personas. No crean que sus padres por ser mayores son cuadrados, pasados de moda o ridículos porque les aconsejan o restringen en algunas cosas. Algo han vivido y saben lo mejor para ustedes. Establezcan una buena comunicación basada en la confianza y el respeto mutuo.

En el universo existen sólo dos personas: usted y Dios. Dios ha establecido reglas específicas para vivir y Dios no se equivoca. Al desobedecerlo y apartarse de Él. Adivine, ¿Quién se equivoca?

la importancia de las normas (ser responsable no es lo mismo que ser obediente)

¿Cómo y cuándo enseñar
Responsabilidad?
Por Escuela para Padres (La Familia A.C)
Inculcar en los niños el valor de la responsabilidad es darles el mejor regalo
de parte de sus padres y educadores. Esta virtud les dará la capacidad de
cuidar de sí mismos y ser adultos responsables en su vida futura.
Pero muchos padres se preguntarán: ¿Qué edad debe tener un niño para
empezar a educar su sentido de la responsabilidad? La respuesta es: lo más pronto posible. En
cuanto un bebé empieza a gatear, a manipular objetos pequeños y a entender cosas sencillas del
lenguaje hablado, se le debe enseñar a que recoja sus juguetes o a que no toque ciertos adornos
de la casa.
A medida que el niño va creciendo y de acuerdo a sus capacidades, se le debe desarrollar la
sensación de poder, para que se pueda apropiar de sí mismo. Esto le dará confianza suficiente
para desarrollar las tareas que le son asignadas. En la medida en que aumenta su grado de
capacitación y habilidades, serán necesarias nuevas responsabilidades.
Responsable no es lo mismo que
obediente
Muchas veces se confunde responsabilidad con obediencia. Los
padres y maestros que constantemente dan órdenes a los niños,
contemplando con satisfacción cómo éstos las ejecutan, no
necesariamente están enseñándoles a ser responsables. Los niños
actúan de manera responsable cuando se comportan adecuadamente
sin que haya que recordárselos una y otra vez.
Según los autores Harris Clemes y Reynold Bean, un niño es responsable si:
• Realiza sus tareas en el hogar y el colegio sin que haya que recordárselo en todo momento.
• Puede razonar lo que hace.
• No echa la culpa a los demás sistemáticamente.
• Es capaz de escoger entre diferentes alternativas.
• Puede jugar y trabajar a solas sin angustias.
• Puede tomar decisiones que difieren de las que otros niños toman en el grupo en que se
mueven.
• Respeta y reconoce los límites impuestos por los padres y profesores sin discusiones
inútiles.
• Puede concentrar su atención en tareas complicadas (según su edad) durante cierto tiempo
sin llegar a situaciones de frustración.
• Lleva a cabo lo que dice que va a hacer.
• Reconoce sus errores y trata de corregirlos sin armar un lío.
La importancia de las normas
Para inculcar la responsabilidad en los niños es primordial que en el hogar
se establezcan normas y reglas claras. De lo contrario les resultará difícil
practicar la autodisciplina necesaria para controlar su propio
comportamiento. Se sentirán confundidos y no sabrán exactamente cómo seguir las directrices que se les dan.
Si los niños no tienen claro qué esperan sus padres de ellos, o no saben cuáles son sus deberes, no podrán
educarse en el valor de la responsabilidad. Padres y educadores deben no solo establecer normas de la manera
adecuada según la edad de cada niño, sino explicar cuáles son las consecuencias por transgredirlas.
Los autores del libro “Cómo enseñar a su hijo a ser responsable” aseguran que los niños a quienes no se les dan
deberes en el hogar desde la primera infancia, carecerán de habilidad para organizarse, para fijarse objetivos y llevar
a cabo tareas complejas a lo largo de su infancia y adolescencia. Sin embargo es fundamental que los padres
tengan en cuenta tres reglas al asignar responsabilidades a los hijos para que ellos interioricen este valor:
1. Sea coherente: Cuando una norma no se cumple, se debe dar un suave castigo. Esto tiene sobre el niño más
efecto a largo plazo que una actitud incoherente con un castigo severo. La coherencia es una manera de demostrar a
los hijos que se está pendiente de su comportamiento.
Al ser coherentes padres y maestros, los niños se sienten más seguros y saben a qué atenerse si no cumplen las
normas y responsabilidades. Si no hay coherencia, los chicos sienten ansiedad porque no son capaces de predecir lo
que puede suceder.
2. No sea arbitrario: No ser arbitrario significa que padres o educadores hacen algo diferente a lo que habían dicho,
o hacen algo sobre lo que no habían advertido al niño. Un acto inesperado del padre ante una responsabilidad no
cumplida, aumenta el miedo y la frustración del niño.
Para evitar ser arbitrario, padres y maestros deben aclarar lo que esperan del niño, comunicarle esas expectativas de
forma sencilla y directa y concretar cuáles son las consecuencias si el niño actúa en consonancia o no con esas
expectativas.
3. Dé recompenses por ser responsable: Esta es una manera de estimular a los niños a comportarse
adecuadamente. Ello no significa necesariamente regalos materiales, sino reconocimientos pequeños que
reafirmarán en el niño la satisfacción de la labor cumplida. Además de las recompenses materiales, hay cosas como
el tiempo, la atención la preocupación, la simpatía y la buena voluntad que también son recompensa. Una cuento
más a la hora de dormir, una ida a cine, un helado, un abrazo fuerte son manifestaciones que alientan al niño a decir:
“¡vale la pena ser responsable!”.
Lo más importante es que usted,
les demuestre su amor y sobre todo sea
ejemplo para sus hijos

claves para la correcion y educacion cristiana

La primera clave es que todo padre debe dirigir a sus hijos por el camino del Señor, y de acuerdo a su Santa Palabra. Proverbios 10:5 dice: “El hijo prevenido se abastece en el verano, pero el sinvergüenza duerme en tiempo de cosecha”. Es importante que usted dé a sus hijos dirección bíblica en su vida. Ayude a sus hijos a ser persistentes, enséñeles a ser diligentes, a hacer bien el trabajo como para el Señor.

Asegúrese, por ejemplo, que ellos quieran trabajar como para el Señor. Ayúdelos a establecer metas en sus vidas: ¿Por qué están trabajando? ¿Solamente para comprar de acuerdo al consumismo latino, o para acumular dinero? Metas tales como ir a la universidad, comprarse un auto, o tener su propia casa. Debe animar a sus hijos, para que como resultado del ingreso que están ganando, ellos diezmen en forma regular. Yo no puedo enfatizar este punto lo suficiente, todo padre cristiano debe enseñar a sus hijos a dar y a diezmar para la obra del Señor.

Ayúdelos a que con sus ingresos apoyen alguna familia misionera, ayúdelos a sostener alguna familia pobre, de manera que ellos puedan ver, a primera vista, el impacto de sus ofrendas y sus diezmos. Eso los animará y los mantendrá activos y fuertes espiritualmente en el área del diezmo y las ofrendas, por el resto de sus vidas.

La segunda clave del éxito es que los padres deben ser amorosos y disciplinados. Proverbios 11:14 dice: “Sin dirección, la nación fracasa”. Y eso es verdad con respecto a los hijos, lo mejor que usted puede hacer por sus hijos es darles disciplina amorosa y amable. Anime a sus hijos. Una de mis faltas personales como padre, es que a veces paso más tiempo corrigiendo a mis hijos que animándolos. Yo creo que hay un principio muy sencillo: por cada minuto que nosotros invertimos en corregir a nuestros hijos debemos pasar tres minutos animándolos.

La tercera clave para el éxito de los hijos, es la diligencia personal. “El hijo sabio es la alegría de su padre; el hijo necio es el pesar de su madre”, eso es lo que dice proverbio 10:1. Una vez más, insisto en el 100% del seguimiento del trabajo de nuestros hijos. En otras palabras, no le permita comenzar algo y luego abandonarlo. Si ellos comienzan un trabajo necesitan terminarlo, insista en que sea terminado en su totalidad, esto es lo mejor que usted puede hacer por ellos, enseñándoles y mostrándoles cómo ser diligentes en su trabajo.

En cuarto lugar, ayúdelos a establecer algunas metas personales. Proverbios 21:5 dice: “Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!”. Inicie a sus hijos alcanzando metas a corto plazo y luego metas a largo plazo.

El quinto punto, que es uno de los más importantes, es el de la persistencia y el de la constancia. Proverbios 12:24 dice: “El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado”. Ayude a sus hijos a ser persistentes, enséñeles a ser diligentes, a hacer bien el trabajo como para el Señor, y a apegarse a su trabajo y a no renunciar a pesar de las circunstancias.

Entonces, cuando tengan este tipo de actitud alcanzarán el éxito en todas las cosas que emprendan, sobre todo en sus vidas financieras. Siempre anímelos a ser persistentes, sea franco con ellos, disciplínelos cuando no lo hagan, pero siempre anímelos. Sea de ánimo para sus hijos y se lo agradecerán por el resto de su vida.

sábado, 1 de mayo de 2010

introduccion

Las investigaciones indican que el 70% de los adolescentes que están involucrados en un
grupo juvenil Cristiano dejarán de asistir a la iglesia en los siguientes dos años luego de su
graduación de la secundaria. Piense en esa declaración. Se dirige únicamente a los
adolescentes que asisten a la iglesia y que participan en el grupo juvenil. ¿Qué sugiere eso
con respecto a aquellos adolescentes que puede que asistan a la iglesia pero que no
participan en el grupo juvenil, o quienes no van a la iglesia del todo?

Todos estamos familiarizados con Deuteronomio 6:7-9: “Se las repetirás a tus hijos, y les
hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te
levantes. Las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; las
escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.”
Sin embargo, parecemos haber olvidado o ignorado los mandamientos de Dios respecto a la
educación:
Lucas 6:40 (RVR95)
“El discípulo no es superior a su maestro; pero todo el que sea perfeccionado, será como su
maestro.” ¿Queremos que nuestros hijos adopten las creencias anti-Cristianas, socialistas,
pro-homosexuales, sin bien y mal absolutos,?
Colosenses 2:8
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las
tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo.” Esto
es exactamente lo que les está sucediendo a nuestros hijos. Están siendo estropeados por
filosofías y sutilezas “según la tradición de los hombres.”
II Corintios 6:14
No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión, la luz con las tinieblas?”

principios (buenisimo)

¿dónde encontrarán ayuda para criar a sus hijos?

¿a quién vamos a acudir?

Los mejores consejos para la crianza de los hijos provienen de Dios, el Creador de la familia (Efesios 3:15). Él es el único experto en sentido absoluto. En su Palabra, la Biblia, nos brinda instrucciones prácticas de eficacia probada (Salmo 32:8; Isaías 48:17, 18). Pero es a nosotros, los padres, a quienes nos toca aplicarlas.

Al preguntar a varios matrimonios cómo habían logrado que sus hijos llegaran a ser adultos equilibrados y buenos cristianos, indicaron que el éxito obedecía principalmente a la aplicación de los consejos bíblicos. Habían comprobado que estos son tan confiables hoy como en la época en que se escribieron.

Hay que dedicarles tiempo

Ante la pregunta de qué consejo le había resultado más útil, Catherine, madre de dos hijos, mencionó sin pensarlo dos veces Deuteronomio 6:7, que dice lo siguiente: “Tienes que [inculcar las pautas bíblicas] en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes”. Catherine comprendió que para aplicar esa exhortación tenía que dedicarles tiempo a sus hijos.

“¡Qué fácil es decirlo!”, tal vez piense el lector. En muchas familias es imprescindible que trabajen los dos cónyuges tan solo para llegar a fin de mes. Si ambos están tan atareados, ¿cómo van a dedicarles más tiempo a los hijos? Torlief, cuyo hijo ya es padre, indica que la clave está en la propia recomendación de Deuteronomio: hay que llevarlos siempre con uno, y así surgirán espontáneamente oportunidades de hablar con ellos. “Mi hijo y yo llegamos a trabajar juntos en varias casas —explica Torlief—. Además, en nuestra familia la costumbre era viajar y comer juntos. Por eso, él siempre se sintió libre para expresar su opinión.”

Pero ¿y si se corta la comunicación y cuesta trabajo mantener la más simple conversación? Este fenómeno suele producirse a medida que los hijos se hacen mayores. Nuevamente, realizar actividades con ellos contribuye por lo general a mejorar la situación. El esposo de Catherine, Ken, recuerda que su hija se quejaba en la adolescencia de que él no la escuchaba, una queja muy común a esa edad. ¿Qué podía hacer? “Decidí pasar más tiempo con ella para poder hablar de tú a tú y que me contara lo que pensaba, lo que sentía y lo que la abrumaba. Funcionó muy bien.” (Proverbios 20:5.) Pero Ken puntualiza que este remedio surtió efecto porque en su casa ya había habido antes buena comunicación: “Mi hija y yo siempre nos llevamos muy bien —aclara—, así que ella siempre se sentía libre de contarme lo que quisiera”.

Cabe destacar el siguiente dato de un reciente estudio: al preguntar a padres e hijos si estaban satisfechos con la cantidad de tiempo que pasaban juntos, las respuestas negativas fueron tres veces más frecuentes entre los adolescentes que entre los padres. Por lo tanto, lo mejor es seguir el consejo bíblico de dedicar a los hijos todo el tiempo que sea posible, sin importar si estamos descansando o trabajando, si nos hallamos en casa o de viaje, o si acabamos de levantarnos o vamos a acostarnos. Siempre que sea posible, llevémoslos con nosotros. Como se desprende de Deuteronomio 6:7, nada puede sustituir el tiempo que pasamos con ellos.
Debemos enseñarles buenos principios

En la misma línea, Mario, padre de dos hijos, hace la siguiente recomendación: “Conviene darles mucho cariño y leerles en voz alta”. No es tanto cuestión de estimularles el cerebro como de enseñarles la diferencia entre el bien y el mal. De ahí que Mario agregue: “Hay que estudiar la Biblia con ellos”.

Así lo indica la propia Biblia: “No provoquéis a ira a vuestros hijos sino criadlos tiernamente en la disciplina y admonición del Señor”, o lo que es lo mismo, “edúquenlos y denles enseñanzas cristianas” (Efesios 6:4). En muchos hogares no se da la debida importancia a la formación moral. Hay quienes creen que cuando los hijos sean mayores, podrán elegir por sí mismos los valores que van a seguir. Pero ¿es esta una actitud prudente? Pues bien, tal como sus cuerpos requieren una nutrición adecuada para crecer fuertes y sanos, sus mentes y corazones también precisan una buena educación. Si nuestros hijos no aprenden principios morales en casa, probablemente adoptarán el criterio de extraños, sean compañeros, maestros o figuras de los medios de comunicación.

Con la ayuda de la Palabra de Dios, los padres pueden enseñar a sus hijos a distinguir el bien del mal (2 Timoteo 3:16, 17). Jeff, cristiano que ha criado a dos hijos, recomienda usarla para inculcar buenos principios: “Al utilizar la Biblia, los niños comprenden que estamos hablando del punto de vista del Creador, y no solo de las opiniones de papá y mamá. Pudimos ver que tiene un efecto incomparable en la mente y el corazón. Cuando teníamos que corregir la conducta o actitud de un hijo, nos tomábamos tiempo para buscar algún pasaje pertinente. Luego se lo dábamos a leer en privado, y muchas veces el pequeño terminaba con lágrimas en las mejillas. Era sorprendente. La Biblia tenía un efecto que nunca habríamos conseguido con ninguna palabra o acción nuestra”.

Hebreos 4:12 señala que “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder, [...] y puede discernir pensamientos e intenciones del corazón”. El mensaje de la Biblia no está formado por las opiniones y experiencias personales de los escritores que Dios utilizó. Más bien, expresa el criterio divino sobre los asuntos morales, hecho que lo distingue de todas las demás fuentes de consejo. De este modo, cuando usamos la Biblia para educar a los hijos, les ayudamos a plantearse las cosas como las ve Dios. Así les damos una formación de más peso y tenemos más probabilidades de llegarles al corazón.

Catherine, madre a la que antes mencionamos, concuerda con lo anterior: “Cuanto más difícil era el problema, más nos apoyábamos en los consejos de la Palabra de Dios. ¡Siempre funcionaba!”. ¿Podríamos darle mayor uso a la Biblia para ayudar a nuestros hijos a distinguir el bien del mal?

Seamos razonables

Otro principio útil para la crianza de los hijos lo expuso el apóstol Pablo cuando exhortó a sus hermanos en la fe: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes” (Filipenses 4:5). Ciertamente, nuestros hijos también deben poder ver que somos razonables. No olvidemos que esta actitud es un reflejo de “la sabiduría de arriba” (Santiago 3:17).

Pero ¿cómo demostramos una actitud razonable con los hijos? Ayudándolos de acuerdo con nuestras posibilidades, pero sin tratar de controlar todos sus actos. Por ejemplo, Mario, de quien ya hemos hablado, recuerda: “A nuestros dos hijos siempre les planteamos metas espirituales como el bautismo y el ministerio de tiempo completo. Sin embargo, les dejábamos claro que la decisión era de ellos”. ¿Cuáles fueron los resultados? Ambos son ahora evangelizadores de tiempo completo.

En Colosenses 3:21, la Biblia advierte a los padres: “No estén exasperando a sus hijos, para que ellos no se descorazonen”. Este es uno de los versículos predilectos de Catherine. Cuando a uno se le agota la paciencia, es muy fácil ponerse exigente o gruñón con los hijos. Por eso, ella da este consejo: “No debemos pedir de ellos tanto como nos exigimos a nosotros mismos”. Y en vista de que es también cristiana, ofrece esta otra sugerencia: “Hay que lograr que disfruten sirviendo al Señor”.

Los padres sensatos programan actividades recreativas para sus hijos
Grupo de niños jugando fútbol

Jeff, otro de los padres ya citados, nos habla de las medidas prácticas que adoptó: “Al irse haciendo mayores los niños, un buen amigo nos mencionó cuántas veces había tenido que decirles que no a sus hijos. Al final se amargaban y creían que él era un tirano. Como mi amigo no quería que eso nos pasara a nosotros, nos recomendó buscar maneras de decirles que sí.

”Nos pareció una buena recomendación. Así que nos pusimos a seleccionar para nuestros hijos actividades que pudiéramos aprobar por realizarse en circunstancias adecuadas. Les decíamos: ‘¿Sabían que Fulanito va a hacer esto o aquello? ¿Les gustaría ir?’. Y si ellos nos pedían que los lleváramos a algún sitio, nos obligábamos a llevarlos aunque estuviéramos cansados. Todo con tal de no decirles que no”. Y esa es la esencia del espíritu razonable: ser equitativos, considerados y flexibles, pero sin violar ningún principio bíblico.
Decálogo para la educación de los hijos

Como a todos nos gustan las cosas concretas, terminamos proponiendo un decálogo inspirado en lo que leímos en algún sitio. Los padres pueden tenerlo en cuenta, sirviéndose del amor y el ejemplo como medios, para crear el clima espiritual de un hogar cristiano:

1. La educación debe comenzar desde la más tierna edad del niño.

2. Los padres debéis hermanar la autoridad con la dulzura.

3. Elegid bien la escuela y los maestros que han de auxiliaros.

4. Educad a vuestros hijos en las enseñanzas del Salvador y en su temor y amor.

5. Vigilad las compañías, lecturas, espectáculos y diversiones.

6. No provoquéis la ira de los hijos.

7. No les engañéis para salir del paso

8. No les castiguéis cuando estáis enfadados.

9. Hacedlos amantes del Señor.

10. Y por fin, al educarlos, dirigidlos siempre ayudados de la mano de Dios.)orad por ellos)

conclusion

Hacer lo mejor por nuestros hijos es una decisión que conlleva un compromiso de muchos años. Para cumplir con este compromiso debemos sacrificar, muchas veces, nuestro tiempo personal, nuestras salidas de placer, nuestras aspiraciones a un trabajo remunerativo en una empresa, y a ratos nuestra paz interior pues educar a uno o varios niños en verdad pone a prueba la paciencia y amor de los padres. La decisión más fácil es la de tomar horas libres para dedicarnos a nuestras cosas. Reflexiona: ¿Es justo y vale la pena sacrificar el buen futuro de tus hijos por unas horas de tranquilidad o por un salario extra que te permita obtener esas comodidades o pequeños lujos materiales que tanto codicias?

Ni es justo ni vale la pena. Lo que sí vale la pena es tu esfuerzo y sacrificio. Estos se verán recompensados al mirar a nuestros hijos inclinarse con deleite hablando en oración a Dios, escuchando sus sinceras y prontas disculpas cuando se equivocan, mostrándose sorprendidos al escuchar palabras groseras, recordándonos con interés y aprehensión algo que se nos pasó por alto de nuestros deberes para con Dios.

Unámonos todos en ruego al Señor pidiendo nos de Su Sabiduría (Prov.8:32-35) para entender Su voluntad, y fortaleza para cumplirla. Pidámosle nos de paciencia y amor genuino para, no mirando ni las 'necesidades' económicas ni el sacrificio personal, (el cual es muy pequeño si lo comparamos a Prov.31), tomemos en nuestras manos la educación de nuestros hijos. (Sal.127:3)

pensamiento...

Es imprescindible preparar a nuestros hijos con valores morales y conocimientos de su papel o rol en la vida, antes que se enfrenten a un ambiente totalmente opuesto al ambiente cristiano.

definición de EDUCAR

Proverbios 22:6 nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Es probable que muchos de nosotros creemos que esta promesa no se ha cumplido en repetidos casos, pero no culpemos a Dios; no pensemos que Él ha faltado a su promesa. La culpa es nuestra.

Nuestro error consiste en no habernos dado cuenta de lo que verdaderamente significa instruir “al niño en su camino”. A muchos niños se les ha dicho lo que deben hacer; a otros se les ha enseñado lo que deben hacer, pero a muy pocos se les ha instruido o educado. Educar no es solamente decir las cosas. Tampoco es enseñarles. Instruir o educar es adiestrar y entrenar.

DECIR: Es ayudar a saber.
ENSEÑAR: Es ayudar a saber y a creer.
INSTRUIR O EDUCAR: Es ayudar a saber, a crecer y hacer.

Muchos padres y maestros se dedican hablar en vez de educar. Creen que su obligación es únicamente impartir conocimientos. Consideran las cabezas de los niños como recipientes que deben llenar, algo así como cuando se llena un cántaro vacío con agua. Sin embargo, la educación consiste no sólo en adquirir conocimientos, sino en usarlos. En este proceso incluye el desarrollo y la acción.

El Señor Jesús, el Maestro de maestros, en su ministerio terrenal se dedicó más que todo, no a predicar, ni a enseñar, sino a entrenar. Vivía con su grupo de alumnos, sus discípulos, y dirigía su vida y sus actividades. Se aseguraba que sus alumnos aprendieran sus enseñanzas y las pusieran en práctica. Bajo la supervisión de Jesús los discípulos se desarrollaban, no sólo por los conocimientos que Él les impartía, sino porque Él mismo vivía lo que enseñaba; a ellos les daba la oportunidad de poner en práctica lo que habían aprendido. Un ejemplo: Primero, envió fuera a los doce, y más tarde a los setenta (Lucas 9:1-6; 10:1-12).

Gonzalo Baez-Camargo en su libro “Principios y Métodos de la Educación Cristiana” nos da la siguiente definición: “La educación cristiana es el proceso por el cual la experiencia, es decir, la vida misma de la persona, se transforma, se desarrolla, enriquece y perfecciona mediante su relación con Dios en Jesucristo”.

No es suficiente que los alumnos lleguen aceptar las normas y principios del Evangelio en una forma mecánica y abstracta. No basta que adopten las leyes morales del cristianismo tratando de poner en práctica las enseñanzas de Jesús. Todo esto está incluido, pero es mucho más. Es necesario que cada persona, niño, joven o adulto, llegue a situar en el centro de su vida y experiencia a Dios revelado en Jesucristo. Que cada uno llegue a sentir esa misma experiencia de San Pablo cuando dijo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20).

H. M. Hamil en su libro “El Maestro de la Escuela Dominical” nos da claramente la diferencia entre educar y enseñar. Enseñar es plantar la semilla, pero educar es cuidar la planta hasta que llegue a la madurez. La enseñanza da conocimiento; la educación forma el carácter.

Ojalá que nosotros no nos conformemos con dedicarnos únicamente a plantar la preciosa semilla de la Palabra de Dios en los corazones de los niños, jóvenes y adultos, sino que nos esforcemos en cuidar esa semilla hasta verla germinar, crecer y llevar fruto para la gloria de nuestro Dios. Sólo así estaremos cumpliendo con nuestro deber de ser instrumentos en la formación de un carácter cristiano en nuestros alumnos y en nuestros hijos.

Recordemos que el mandato de Dios para nosotros, padres, pastores, maestros y todo cristiano es: “Instruye, educa...”. Ojalá podamos ver nuestros errores y podamos enmendarlos con la ayuda de nuestro Dios y que nos prestemos a ser los instrumentos usados por el Espíritu Santo para ayudar a la formación de vidas consagradas al Señor. Ese es el verdadero significado de la Educación Cristiana.

viernes, 30 de abril de 2010

desarrollando habilidades para ser padres exitosos

Consejos para padres que desean criar
sus hijos para el Señor

La familia es una idea de Dios. Él la valora y creó leyes para defenderla. Tanto aprecia la familia que al enviar a su Hijo Jesucristo a la tierra, lo plantó en el ceno de un hogar, donde pudiera recibir la atención y el calor de un papá y de una mamá.

¿Cuánto valoras a su familia? ¿Prefiere pasar tiempo con sus amigos y en su trabajo más que con sus hijos? ¿Quieres los beneficios de un hogar feliz pero sin el esfuerzo y sin hacer los sacrificios?

¿Por qué tantos problemas de crianza?
(1) Porque los padres rechazan a Jesucristo y la Palabra de Dios. Los padres han entregado su vida al Señor, pero no dejan que Cristo transforme su vida familiar. Tratan a su pareja y a sus hijos “como a nosotros nos criaron”. Así los pecados y los malos comportamientos pasan de una generación a la otra. Aparte de los afiches cristianos en la pared, el ambiente en estos hogares de parejas cristianas es el mismo que el de hogares no cristianos.

(2) Porque los padres mezclan sus tradiciones con la sabiduría de Dios. Esencialmente criamos a nuestros hijos como nos criaron a nosotros con algunas pequeñas adaptaciones bíblicas. Usamos versículos para criar a nuestra manera. Existirán serias inconsistencias. Los hijos notarán y rechazarán la hipocresía.

(3) Porque los padres aplican los principios bíblicos sin ser ellos espirituales. La pareja sigue mecánicamente las enseñanzas de la Biblia pero sin el calor de la presencia de Cristo. Esto genera un ambiente rígido y legalista. Así se achantarán o se perderán los hijos.

¿Quiere tener un hogar cristiano? Con humildad hay que reconocer nuestra dependencia en el Señor, renunciar a nuestros gustos y a nuestra manera de hacer las cosas, y disponernos seriamente a adoptar y practicar los principios bíblicos en la crianza de nuestros hijos.
“Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo, no se apartará de él”.
- Proverbios 22:6.
Herramientas para instruir a los hijos
Tenemos 5 herramientas para formar el carácter de nuestros hijos. Podemos recordarlos al relacionarlos con los cinco dedos de nuestra mano. Ninguna de estas herramientas funciona sola. Usando la mano completa (las 5 herramientas juntas) es la mejor manera de preparar a nuestros hijos para la aventura que tienen por delante. Estas son:
1 – Amar
2 – Enseñar
3 – Disciplinar
4 – Inspirar
5 – Modelar
Equilibrio…
Amor sin disciplina - produce hijos mimados y exigentes.
Amor sin enseñanza - genera hijos sin convicciones.
Disciplina sin amor - desanima y amarga a los hijos.
Disciplina sin enseñanza - confunde y distancia relaciones.
Enseñanza y disciplina sin ejemplo - genera rechazo y rebeldía.
1. AMAR a nuestros hijos
Dios ama a sus hijos y desea que sean felices. Pero la felicidad y la realización están ligadas a la obediencia. Hijos obedientes son hijos felices. El amor según la Biblia, es una dedicación constante al bienestar de la otra persona.

Padres que aman, quieren lo mejor para sus hijos. Esto es más que salud y una buena educación. Están dispuestos a incomodarse y sacrificarse por el bien de sus hijos. Disciplinan con amor aún cuando están cansados.

Padres que aman, están dispuestos a dar. No solo la alimentación y la dormida. Dan de su tiempo. Muestran interés. Prestan atención, preguntan, se preocupan.

Padres que aman, escogen amar. El amor no siempre se siente. Amar es una decisión de la voluntad. Para el bien del hijo, debemos demostrar amor aún cuando no sintamos el deseo. La constancia del amor genera hijos seguros y estables.

Padres que aman, perdonan. Un padre criticón o muy exigente puede dañarle la autoestima a un niño. Los padres pueden hacerle sentir al hijo que es un fracaso o inspirarle a desarrollar sus habilidades. Los errores, después de confesados, deben ser perdonados y olvidados. Similarmente, cuando nos equivocamos y ofendemos al hijo, debemos pedirle perdón.

Padres que aman, buscan conocer a su hijo. Cada hijo es diferente, y con el paso del tiempo, los hijos van creciendo y cambiando. El padre o la madre que ama a sus hijos desearán estar cerca de ellos durante este período de cambio, conocer sus gustos, sus intereses, sus sueños, sus temores. Los amarán como “personas”.

Promueva activamente la unidad familiar
El sentimiento de unidad, lo que le da ambiente e identidad al hogar, debe cultivarse. Si se descuida, la casa se vuelve como un hotel donde cada uno entra y sale entretenido en lo suyo personal. ¿Qué hacen las familias que gozan de ese “calor de hogar”?

Se divierten juntos: Se cuentan anécdotas. Juntos se ríen de los chistes del colegio. Tratan de tener paseitos juntos. Tenga unos juegos de mesa en casa. A veces jueguen en parques o a las escondidas en familia. El objetivo es que los hijos desean volver a casa porque la pasan bien en familia.

Comen juntos: ¿Dónde podemos encontrar el tiempo para charlar en familia? Todos estamos todos tan ocupados. Nuestra sugerencia es que hagan un esfuerzo increíble para comer juntos como familia por lo menos una vez al día. Padre de familia, insista en que nadie empiece a comer hasta que usted de gracias por los alimentos. Y no ore hasta que todos estén sentados a la mesa. Esto da la oportunidad de charlar durante la comida. Es mucho mejor tener una mesa de comedor que un televisor. Sea disciplinado. Coman sin afán. Compre lo necesario para que coman en familia. Es una inversión en la unidad familiar.

Sirven al Señor juntos: Aparte de tener un tiempo devocional en familia, es bueno buscar maneras de servir a Dios juntos. Me imagino que Noé involucró a sus 3 hijos en la construcción del arca. El trabajar juntos une y protege la familia. Cuando sea posible, llévese un hijo para hacer esa visita al hospital o estudio bíblico en el hogar. Visite como pareja. Inviten creyentes nuevos a su hogar. Inviten otros a almorzar. La hospitalidad puede ser un servicio al Señor como familia. Motive y apoye a sus hijos a servir en la congregacion.

Etapas de crecimiento

Para usar las siguientes 3 herramientas, es decir, para enseñar, disciplinar e inspirar a nuestros hijos, es importante notar la etapa en la cual se encuentran. De forma general, observaremos 3 etapas:

Etapa 1: Entre los 0 y los 9 años.
Están en la niñez, son estudiantes de primaria.

Etapa 2: Entre los 10 y los 12 años.
Estos son pre-adolescentes.

Etapa 3: Mayores a los 13 años.
Estos son adolescentes y jóvenes.

Algunas características de las Etapas 1 y 2

Niños y niñas en la Etapa 1 y entrando en Etapa 2 presentan las mejores oportunidades para formarles y enseñarles. Si se les observa con cuidado, notará que son:

Creativos: Tienen una imaginación única. Se inventan juegos.
Curiosos: Destapan, miran, escuchan, tocan, desbaratan.
Activos: Se mueven y hace bulla desde temprano y hasta tarde.
Sociables: Con facilidad encuentran nuevos amiguitos.
Cariñosos: Demuestran afecto a sus padres.
Espirituales: Con naturalidad oran, cantan y hablan de cosas espirituales.

Para comunicarse con niños de esta edad, es bueno el movimiento, el cambio y las sorpresas. Prefieren jugar que sólo hablar. Son de corta concentración. Les encanta los cuentos, las historias bíblicas ilustradas, las canciones, especialmente las que tengan acciones. Para ellos, nosotros sus padres somos sus héroes. Nos creen. ¡Aproveche bien este tiempo de oportunidades!

Algunas características de las Etapas 2 y 3

Para pre-adolescentes y especialmente para adolescentes y jóvenes, las relaciones interpersonales son muy importantes. Son muy leales con sus compañeros. Son comunicadores. Esto es evidente en la acogida tan notoria entre ellos de los teléfonos celulares y chateo por Internet. Estos prefieren cosas prácticas. Requieren una fe práctica. Un discipulado con estudios sistemáticos. Necesitan saber que creer. Se les debe ofrecer oportunidades para que trabajen y sirvan al Señor. Padres deben ser creativos en esta etapa.

educando a los hijos

¿Quién debe enseñar?
Damos gracias a Dios por las reuniones cristianas, los maestros de jóvenes y escuela dominical, los organizadores de campamentos, familiares y amistades. Estos nos colaboran en la crianza de nuestros hijos, pero la responsabilidad de enseñarle a los hijos la pone Dios sobre nosotros como padres. No podemos evadir esta responsabilidad ni pasársela a nadie.

¿Qué deben enseñar los padres cristianos?
Los principios de la Palabra de Dios. Esto es mucho más que contarles las historias de la Biblia y motivarles a memorizar versículos. El objetivo es que entiendan y alegremente acepten los principios y los valores de Dios. No basta con que el niño sepa que mentir es pecado. Queremos que el niño se acostumbre a decir la verdad. ¿Por qué? Porque el hijo ama a Dios y quiere agradarle.

Padres cristianos no pueden estar constantemente junto a sus hijos. La visión es motivarles a entregar su vida a Cristo, amarle, y querer obedecerle. A los ojos de Dios, el éxito consiste en obedecer.

Mi niño nació irresponsable como su papá
Un niño es como un jardín. Si no se trabaja, crece pura maleza. Al niño se le puede enseñar a ser cumplido y responsable. Desde temprana edad se le puede enseñar a recoger sus juguetes, a arreglar su habitación, a colaborar con limpieza en la cocina. Se le puede enseñar a respetar la propiedad de los demás. Se le puede enseñar las normas normales de buena cultura contestando “sí señor” y “no señora”. El niño puede aprender a ser aseado, a no botar su basura en el suelo, a ser generoso, a compartir. ¡Nunca le celebre una grosería! Niños no nacen groseros e irresponsables. Los padres permiten que así se desarrollen.

Como regla general, los hijos llegan a ser
lo que los padres les permitan que sean.

El consejo bíblico para la crianza de nuestros hijos es:
“Criadlos en la disciplina y la amonestación del Señor”
- Efesios 6:4.

Disciplina y amonestación, ¿Qué es la diferencia?
La buena crianza de hijos es una mezcla de castigo (regaños, limitaciones y la varita) y de amonestación (consejos y explicaciones).

Con la disciplina o el castigo se busca corregir la mala actitud y la mala conducta por medio de la incomodidad y dolor físico.

Con la amonestación se busca corregir los malos pensamientos por medio de la enseñanza, del diálogo sincero y amoroso.

¿Cuándo se disciplina y cuándo se amonesta?
La disciplina cristiana siempre busca ayudar al niño a “madurar y andar por el buen camino”. Por eso toda disciplina debe ir acompañada de explicaciones, aclarando al hijo dónde se equivocó y por qué lo que hizo no es aceptable.

La cantidad de disciplina y amonestación depende de la edad y la madurez del niño.

Al aumentar la edad, se aumenta la amonestación y se reduce el castigo.

Ingredientes de una amonestación efectiva
Con la amonestación se busca cambiar la mente y la voluntad del niño. Es decir, se busca cambiar su forma de pensar y de actuar.

Corregir su mente - su forma de pensar:

1. Se le debe explicar qué fue lo malo que hizo, y porqué es malo.

2. Se le debe explicar qué es lo correcto que debía haber hecho, y porqué es correcto.

Corregir su voluntad - su comportamiento:

3. Se le debe motivar a reconocer su mal pensamiento y su mala conducta.

4. Se le debe ayudar a que confiese que es culpable.

¿Qué es obediencia?
Algunos padres no educan a sus hijos a obedecer porque ellos mismo no saben que esperar. ¿Cuándo se sabe si su hijo obedeció? La obediencia consta de tres elementos:
Acción inmediata. No cuando el hijo quiera.
Acción completa. No a medias. Si no ha terminado la tarea, no ha obedecido.
Buena actitud. No se debe aceptar sujeción de mala gana como si eso fuera verdadera obediencia. Se busca acción de buena voluntad.

Si su hijo no cumplió con estos tres elementos, no ha obedecido. Para exigir esta clase de obediencia, el padre debe hablar en voz clara y normal (no gritar). Confirme que el niño sí entendió sus instrucciones. Asegúrese que el niño sí está en condiciones de responder inmediatamente y capaz de hacer el trabajo antes de exigirle.

¿Cuándo se debe enseñar?
“Estas palabras que te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás
de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarse, y cuándo te levantes”
- Deuteronomio 6:5-7.

Para poner este versículo en práctica, tenemos que buscar maneras de pasar tiempo con nuestros hijos. Existen dos clases de momentos durante el día en las que podemos enseñarles los principios Bíblicos a nuestros hijos:

(1) Momentos estructurados: Estos son tiempos planificados en familia. Consiste en apartar un momento de cada día para el altar familiar, el “minuto de Dios”, el devocional familiar.

(2) Momentos inesperados: Estas son las oportunidades que presenta la vida para explicar y aplicar los principios de la palabra de Dios. Por ejemplo:

- Si usted apaga la TV porque una película se está volviendo malsana, tome la oportunidad de explicarle a sus hijos porqué esa película no conviene, porqué no le agrada a Dios.

- Al pasar el bus por una zona rosa, sus hijos podrán observar unas prostitutas paradas en la esquina. Esta situación se presta para hablar de los peligros de la prostitución, la tristeza de tener que vender el cuerpo. Dependiendo el ambiente, se puede comentar sobre los planes de Dios para le sexualidad, el valor de la familia, las influencias de amistades, la importancia de escoger bien los amigos o temas afines.

- Si ven un incendio o una casa caída, podemos conversar sobre la brevedad de la vida, la inseguridad de lo material, o la importancia de atesorar tesoros en el cielo.

Estimados padres, abramos bien los ojos. ¡Aprovechemos esas oportunidades que se presentan durante el día. Utilicemos algunas de ellas para influenciar las mentes de nuestros hijos.

¿Cómo organizar una devocional familiar?
Busque un tiempo natural cuando pueda reunir a toda la familia. Lo recomendable es una vez al día. Muchos encontramos que es bueno comer juntos. El tiempo devocional familiar puede ser antes o después de una comida, o antes de acostar a los niños. Su duración puede ser de unos 5 a 10 minutos. Máximo 15 minutos. Busque material que se ajuste a la edad o la etapa que estén viviendo sus hijos. Algo que les sea interesante. Haga preguntas sobre lo leído. Trate de motivar algo de discusión y concreten una o dos aplicaciones.

Para variar, algunos días, en vez de lectura Bíblica, pueden cantar unos himnos o unos coros. A veces pueden orar todos en turno, incluyendo a mamá y cada uno de los hijos.

Es mucho mejor todos los días un poquito, que pocas devocionales bien laaaaargas!

¿Cuándo se le explica al niño lo del sexo?
Sencillamente cuando empiece a preguntar. Contéstele naturalmente y siempre dígale la verdad. Se le debe dar suficiente información para satisfacer su curiosidad de ese momento. Más adelante se le podrá ampliar la explicación. Si los padres no explican estas cosas, las aprenderán de mala manera en la calle. Existen libritos sobre la sexualidad para niños. Estos pueden ser muy útiles.

jueves, 29 de abril de 2010

poqué evangelizar a tus hijos

Del libro de Sam Doherty ¿Porqué evangelizar a los niños?

¿Qué es la evangelización?
Es la proclamación de las buenas nuevas para pecadores perdidos: Que Jesucristo murió por sus pecados, que resucito, y que puede y desea salvar a aquellos que desean dejar su pecado (arrepentirse) y confiar en EL como su Señor y Salvador.

Marcos 16:15, Lucas 24: 46-48, 1ra de Corintios 15:1-4.

¿Por qué evangelizar a los niños?
Evangelizamos a los niños porque El Señor Jesucristo así lo ha mandado.

Marcos 16:15 “ Anuncien las nuevas buenas a toda criatura”
Esto incluye a niños de todas las edades.
No existe dos evangelios: uno para adulto y jóvenes y otros para niños. No!!! Debemos predicar el mismo evangelio sin importar la edad. Puede ser que haya diferencia en la manera de presentarlo o ilustrarlo, pero el mensaje siempre tiene que ser el mismo.

La evangelización de niños, no es otro evangelio, sino un problema de adaptación en el que debemos proclamar las grandes verdades de la fé cristiana de manera muy sencilla.
Es el deseo de Dios que los niños sean salvos y que no se pierdan
Dios no desea que ningún niño se pierda para siempre, esto queda claro en las palabras de Jesús en Mateo 18:11, 14. Dijo esto en el contexto de un niño a quien sostenía en sus brazos.

“El HIJO del HOMBRE vino a salvar lo que se había perdido. Así también, el PADRE de ustedes que esta en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños”

Estos versículos muestran la posibilidad de que se pierdan para siempre, y es a causa de esa posibilidad que debemos.

EVANGELIZAR A LOS Niños .

No quiere que ninguno de estos pequeños se pierda.
¿Es correcto que una madre le advierta a su hijo que no cruce una calle transitada?
¿Si vieras a un niño jugando al borde de un acantilado le dirías que tuviera cuidado de no caer?
¿Qué harías si te dieras cuenta que un niño, quizá tu propio hijo, estaba agarrando un cuchillo de mucho filo u otro objeto aun más peligroso?

En cada caso la acción del adulto en cuestión se determina según el peligro potencial que enfrenta el niño y su responsabilidad de tomar las medidas posibles para ayudar al niño a evitar el peligro

Todos los niños tienen necesidades espirituales
¿Qué nos dice la Biblia en cuanto a estas necesidades?

La Biblia nos enseña que toda persona que nace en este mundo (excepto el Señor Jesucristo) está espiritualmente muerto (Efesios 2:1; 2:5).

La Biblia nos enseña que toda persona que nace en este mundo tiene una naturaleza pecaminosa (Salmo 51:5; Salmo 58:3; Efesios 2:3) y que esa naturaleza pecaminosa pronto se manifiesta en acciones pecaminosas (Isaías 53:6; Romanos 3:23). Se nos dice de Joaquín que «tenía ocho años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén tres meses y diez días, pero hizo lo que ofende al SEÑOR» (2 Crónicas 36:9)

La Biblia nos enseña que toda persona nace fuera del reino de Dios (Mateo 18:3), y necesita ser regenerado para ingresar en aquel reino (Juan 3:5).

La Biblia también deja en claro tres cosas:
-La única manera que una persona, sea joven o mayor, puede recibir vida espiritual y vida eterna es mediante el arrepentimiento y una fe personal en Jesucristo (Juan 5:24; Hechos 11:18; Colosenses 2:13).
-La única manera que una persona, sea joven o mayor, puede recibir una nueva naturaleza es mediante fe en Jesucristo (2 Corintios 5:17)
-La única manera que una persona, sea joven o mayor, puede ingresar al reino de Dios es mediante el nuevo nacimiento (Juan 3:3, 5) y la conversión (Mateo 18:3).

En consecuencia, queda claro sobre la base de la Biblia que un niño que no ha confiado en Jesucristo como su Salvador, no importa la edad que tenga, está espiritualmente muerto, es un pecador por naturaleza y en hechos, y que está fuera del reino de Dios. Y permanecerá en esta condición hasta que confíe en Jesucristo como su Salvador.

Esto también es verdad acerca de niños que nacen en un hogar cristiano. La Biblia nos dice claramente que gozan de un privilegio especial al nacer en tal hogar (1 Corintios 7:14). Pero también están espiritualmente muertos, con una naturaleza pecaminosa y fuera del reino de Dios. Necesitan confiar en Jesucristo como su Salvador, al igual que cualquier otro niño, aunque sí tienen mayor oportunidad de hacerlo debido a su hogar y su trasfondo cristianos.

Los niños sólo pueden confiar en Jesucristo si oyen el evangelio (Romanos 10:13–17), y si responden al obrar del Espíritu Santo en sus corazones (Juan 16:8–11). Cuando responden con fe y arrepentimiento cobran vida espiritual, reciben vida eterna y una nueva naturaleza, e ingresan al reino de Dios.

¿Deseamos que nuestros niños permanezcan en un estado de muerte espiritual, con una naturaleza totalmente pecaminosa y fuera del reino de Dios? ¿O deseamos que estén espiritualmente vivos, con una nueva naturaleza que agrada a Dios, y eternamente en el reino de Dios?

Si deseas que el segundo conjunto de consecuencias se haga realidad para tus niños, entonces TIENES QUE EVANGELIZARLOS. Es sólo mediante la evangelización, la enseñanza del evangelio y su respuesta ante él, que tus niños pueden confiar en Jesucristo. Entonces estas maravillosas consecuencias pueden hacerse realidad para ellos.

¿No es este un motivo vital para evangelizar a niños?

Además sabemos sobre la base de la experiencia y nuestros recuerdos de niñez que los corazones de niños son tiernos, que pueden ser muy sensibles, y sentirse culpables por el pecado. Son más sensibles que los adultos y sienten culpa con más facilidad que los adultos. Pero en Jesucristo y en su evangelio está la respuesta a todas sus necesidades espirituales. El evangelio provee la respuesta que les puede dar perdón, paz, victoria y seguridad. ¿Por qué esperar hasta la adolescencia antes de darles las respuestas que necesitan para los problemas de la niñez?

Tomado y adaptado del libro ¿Por qué evangelizar a los niños?, Sam Doherty, Desarrollo Cristiano Internacional, 2002, pp. 47–49

postmodernismo, qué es y cómo hacer la diferencia

LA IMPORTANCIA DE LA ESCUELA BIBLICA

Dr. Antonio Montiel


Estamos viviendo en la era del postmodernismo, que es una filosofía de
vida que va en contra de la palabra de Dios, donde se pone mucho énfasis
en las emociones y muy poca importancia en la vida espiritual o ética.
Por lo tanto, en la escuela dominical tenemos que enseñar a nuestros hijos
con urgencia que sigan confiando en la palabra de Dios y no en las
circunstancias.


" ¿ Que pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra
nosotros? El que no escatimo a su propio Hijo, sino que lo entrego por
todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con El todas las cosas?
Rom 8:31-32


Para poder vivir una vida de Fe, en un mundo pagano y desafiante,
necesitamos tener en cuenta:


- LA ACTITUD: Su actitud hacia el futuro es la diferencia entre el éxito y
el fracaso. Enseñemos a los niños a tener una actitud bíblica.
- Tengamos una visión clara de los que Dios quiere para nuestras vidas.
- Planeemos nuestro futuro de acuerdo a esa visión Ef: 2:10
- No confesemos más derrota " Y el pueblo que conoce su Dios se esforzara
y actuara" (Dan11:32).

A. ¿ QUIÉN ESTÁ EN EL CONTROL?

Nunca entreguemos el control de nuestras vidas a otra persona o a
cualquier circunstancia. Entreguemos la dirección y el control de nuestras
vidas solamente a Dios.
- Tomemos el lugar de autoridad que Dios ha declarado sobre nuestras vidas
Rom 8:30

B. DESARROLLE PACIENCIA: (Ver 2 Ped. 1:3-6).

Es muy importante enseñar la importancia de la paciencia, ya que vivimos
en la era de la microondas, todo rápido y ahora, con Dios hay que esperar.
La Biblia dice que tenemos que ser fieles hasta el final, y la que
venciere el le dará la corona de la vida.
-Es fácil comenzar la carrera, pero difícil terminarla.


a. La decisión proveerá el aliento, la fuerza y la persistencia necesarias
para seguir adelante hasta acabar lo que comenzamos.

b. Terminar es un asunto de voluntad y viene por la visión que nació de
Dios y que usted ha determinado que logrará.

c. Recuerde que logros pequeños producen paciencia y duración para los logros más grandes del futuro.


C. DEJEMOS QUE DIOS REVITALICE NUESTRAS VIDAS.

i. Enseñemos a entrenar nuestras emociones para que sigan a su mente
renovada.
ii. Observemos los problemas a través de nuestra posición en Cristo.
iii. Meditemos en los logros a través de Cristo.
iv. Observemos lo que tenemos, no lo que no tenemos o hemos perdido.


D. " COMPROMETERNOS CADA DIA ...........CON CRISTO"


i. Extendamos nuestras manos y tomemos la de Dios cada día.
ii. Pensemos en lo que Dios ha hecho en el pasado
iii. Renovemos nuestro compromiso" Los que esperan en Jehová.....tendrán
nuevas fuerzas"
Iiii. Dependamos de Dios y de su poder. ( Sal. 32:10) (Sal. 84: 5-7).

Estas son algunas de las enseñanzas básicas que nuestros niños deben
entender para poder enfrentar exitosamente la vida cristiana, y terminar
la carrera de la fe.



Pablo dijo: he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, pero lo
más importante he guardado la fe. Solo Dios puede ayudarnos a lograr todo
esto. Apoyemos y participemos en la escuela dominical o escuela bíblica
de la iglesia local.

devocional familiar: ideas

Devocionales formales

Que el tiempo devocional en familia sea:
- frecuente (diariamente si es posible, o interdiario)
- corto (5 a 10 minutos, según la edad de los niños)
- creativo (no cada vez la misma forma).

Algunas formas para devocionales familiares:

- Contar una historia Bíblica de una Biblia ilustrada.
Existen muchas diferentes ediciones de Biblias ilustradas para niños. Se puede contar una historia y hacer ver los dibujos a los niños, y hacer una pequeña aplicación a la vida diaria.

- Ilustrar un pasaje bíblico con objetos o actividades.
Por ejemplo, leer el Salmo 23 usando objetos como los siguientes: una oveja de peluche, un poco de pasto, una fuente con agua, un palo (la vara del pastor), etc.

- Dramatizar una historia, actuando o con juguetes.
Cada miembro de la familia puede representar un personaje de una historia bíblica. También se pueden usar muñecos, animales de peluche, etc, para representar una historia.

- Repasar la lección de la Escuela Dominical.
El día lunes, se pueden hacer preguntas a los niños acerca de lo que aprendieron el domingo en la Escuela Dominical.

- Un tiempo de alabanza.
El devocional familiar puede consistir simplemente en unos coros de alabanza, y hacerse recordar mutuamente de cómo Dios ha bendecido a los diferentes miembros de familia, y darle gracias por ello.
Para acompañar los coros, se pueden fabricar unos instrumentos sencillos de ritmo (latas con piedritas dentro; sonajas de chapas de gaseosas, un tambor de una lata grande, etc.)

- Estudiar juntos un folleto cristiano.
Existen folletos breves con contenido evangelístico o edificante, que son escritos de una manera sencilla. Se puede estudiar y explicar el mensaje de uno de estos folletos.

- Un niño dirige el devocional.
Un niño puede dirigir un tiempo de oración, compartir un testimonio acerca de algo que experimentó con el Señor, o hablar acerca de un verso bíblico o una historia bíblica que lo impactó personalmente.

- Memorizar un versículo juntos.
Los padres pueden escoger un versículo para que toda la familia lo memorice, y se puede dialogar acerca de lo que significa este versículo para cada uno.
(El día siguiente se puede repasar el mismo versículo.)

Se puede usar una tarjeta para cada versículo memorizado: En una cara de la tarjeta se anota el texto, en la otra cara se anota la referencia Bíblica y se hace un pequeño dibujo que ilustra el mensaje del versículo. Con niños pequeños, los padres tendrán que fabricar estas tarjetas; los niños más grandes podrán hacer sus propias tarjetas.

- Hacer un pequeño estudio bíblico.
Para los niños que ya saben leer, los padres pueden escoger tres o cuatro versículos acerca de un tema determinado y preparar unas preguntas para responder; que los niños lean los versículos y respondan a las preguntas.

Es importante cambiar de forma de vez en cuando. Cada familia puede encontrar las formas que corresponden mejor a sus hijos.

En cuanto a la hora, hay que experimentar un poco para encontrar un tiempo cuando toda la familia se puede reunir en tranquilidad. Para algunas familias, esto puede ser antes del desayuno; para otras, a mediodía; para otras, antes de acostar a los niños.

objetivos para cada edad

I. OBJETIVOS BASADOS EN LA PALABRA

Deuteronomio 6:6-9 (Nueva Versión Internacional)

"Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente, como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades."



II. VISTA GENERAL DE LOS OBJETIVOS

1. Bebés de cuna (recién nacidos a 1 1/2 años) Que empiecen a reconocer a Dios.

☺ Que conozcan a Dios a través de las enseñanzas de la creación. Usa fotos, animalitos, juguetes, etc. Enséñales que Dios hizo todas las cosas. El hizo las plantas, los animales, la comida, y El me hizo a mí.

☺ Enséñale que la Biblia es la Palabra de Dios. Agarra la Biblia y léela, pretende leer un verso corto.

☺ Enseña que Jesús es el Hijo de Dios.

☺ Enseña la Trinidad. Hazlo muy simple.



2. Pequeños gigantes (2-5 años) Prepararlos a responder al Salvador.

☺ Preséntales el mensaje del evangelio - un punto a la vez 1. El amor de Dios 2. Deidad de Cristo 3. Cristo murió 4. El Pecado

5. El está vivo 6. Un regalo para recibir.

☺ Enseñanza sobre los atributos de Dios.

☺ Aprendiendo sobre buen y mal carácter.

☺ Memorización de pequeñas porciones de la Palabra. Una por mes.



3. Pre Escolares (5-7 años) Listos para la salvación

· Continúa con el mensaje del evangelio, dé oportunidad a que respondan pero ten cuidado de no dar invitaciones que ellos tengan que responder solo por seguir al líder. Es recomendable que a los menores de cinco años se les anime a venir a tí o a los padres, si quieren recibir a Cristo en su corazón.

· Enseña principios de vida cristiana y doctrina .

· Enseña los atributos de Dios.

· Enséñales simbolismos. Como el significado de colores, la cruz, la tumba.

· Memoriza un verso de las escrituras por mes.



4. Edad Elementaria (8-10 años) Crecimiento Espiritual

· Continúa presentando el mensaje de Salvación, dando oportunidad a aquellos que no hayan recibido a Cristo en sus vidas todavía.

· Enseña más simbolismos y tipología.

· Enseña historia bíblica y geografía.

· Enseña los libros de la Biblia y una versión simple de como la Biblia vino a nosotros.

· Enseña generalidades de toda la Biblia.

· Enseña doctrinas y principios cristianos de vida.

· Trate sobre los problemas actuales como divorcios, drogas, la nueva era, peligros de la Internet, etc.

· Enseña un verso por semana. Desafía a los niños a memorizarlo y aplicarlo en su vida.





5. Edad Elementaria (11-12) Explorando la Palabra por mí mismo.

· Estudio más profundo de doctrinas y verdades de la vida cristiana.

· Simbolismo y tipología.

· Historia y geografía.

· Estudio más profundo de los atributos de Dios.

· Se debe continuar enseñando el mensaje del evangelio.

· Trate temas sobre los problemas actuales divorcios, ocultismo (juguetes, personajes de TV), nueva era, etc.

· Memorizar un verso por semana y que lo apliquen en su vida.


Es aconsejable que se le enseñe al niño un curso a su nivel sobre la doctrina de tu iglesia. Emplea un libro de trabajo con preguntas y respuestas.

lunes, 26 de abril de 2010

dramatización bíblica infantil

Una de las tareas más importantes de los padres de familia es enseñar las Escrituras a sus hijos y nietos (Deu. 4:9). ¿Cómo? Hay libros de historias bíblicas hechos para niños que podemos leerles o leer juntos en un tiempo devocional familiar. Resultan ser muy amenos y fáciles. Pero quiero sugerirles una forma aún más interesante que involucra no sólo la mente del niño sino sus emociones y quizás su voluntad. Esto, mis amigos, es el verdadero propósito del tiempo devocional familiar. Este método es la dramatización de las historias bíblicas.

La Biblia está llena de historias, pues, es en sí una historia continua desde la Creación hasta los eventos de los Ultimos Tiempos. Hay mucho diálogo escrito que podemos repartir entre los miembros de la familia para actuar juntos la historia. Además, hay “diálogos no escritos” que uno puede imaginar sin cambiar en nada la historia sino más bien enriquecerla para el entendimiento mejor y la obediencia nuestra.

Las ventajas de la dramatización de las Escrituras son:

Mejor entendimiento, especialmente para los niños
Mejor recuerdo del diálogo y sus lecciones
Es un estímulo para estudiar la Biblia.
Puede producir muchos cambios en nuestras vidas.

¿Cómo se hace? Alguien (o quizá dos personas) tiene que tomar el tiempo para ser el director y dramaturgo oficial de la obra. Puede ser uno o los dos padres o uno de los hijos mayores. Su tarea es escribir y repartir el guión de caracteres principales como de otros personajes y sus intervenciones. Puede hacerse en una sola hoja con copia para cada participante con sus diálogos y acciones subrayados con marcador de color. Luego, después de una explicación general a todos, hacer una lectura de familiarización. Después, una dramatización con todos haciendo su papel.

No es un teatro público. Es la familia en su propia sala actuando para sí mismos las historias bíblicas. Con la práctica, tal vez una vez a la semana, llega a ser un tiempo bien divertido y provechoso para todos.

Tengo que confesar que es una idea que me vino demasiado tarde para practicar con mi propia familia, pero casi puedo ver a mis nietos actuando la historia de David y Goliat, o de Sansón y Delila, o Jacobo engañando a su padre Isaac. De veras, me hubiera gustado haberlo hecho con mis hijos hace 30-35 años. Creo que podría ser una experiencia muy enriquecedora para familias cristianas hacer algo así de vez en cuando.

¿Te parece imposible para tu familia? Pruébalo una vez, de sorpresa, para ver si les gusta y se les sirve de veras. Estoy seguro de que el mejor aprendizaje es la participación, así que cualquier método de dramatizar las historias sería mejor que sólo leer y esperar que oigan, entiendan algo y que lo quieran aplicar a sus vidas diarias.

Dejénme ilustrarlo: Abraham camina por el campo un día.
La voz de Dios: “Abraham, quiero que me hagas una cosita.”

Abraham contesta: “A Sus órdenes, Señor mío.”
Dios: “Quiero que me ofrezcas a tu hijo único, el que te prometí, y esperaste 25 años para recibir. Ofrézcalo en un monte especial lejos de aquí como una ofrenda totalmente quemada en el fuego.”

Abraham cae de espaldas y dice: “Qué…qué…qué dijiste? No oí bien.”

Dios: “Sí, me oíste bien. Quiero que me ofrezcas a tu único hijo y heredero de todas tus promesas y esperanzas como un sacrificio quemado sobre un altar en un lugar lejos que yo te mostraré. Nada más.”

Abraham: “Pero, Dios, esto es lo que hacen los paganos a sus ídolos. Nunca pediste algo así a ninguno de mis padres. No puede ser.”

Dios: “Pero así es, mi amigo. Mi orden es que lo hagas para mí.”

Abraham duerme muy molesto. Se levanta temprano y sale con su hijo Isaac, llevando leña en burros. Caminan tres días. Dios le muestra el monte. Abraham deja los burros, carga la leña en la espalda de Isaac, toma su cuchillo y el fuego, y suben al monte.

Isaac pregunta: “Papi, aquí tienes leña, fuego y cuchillo, pero ¿dónde está el animal para el sacrificio?”

Abraham: “Dios va a proveer Su sacrificio, mi hijo.”

Caminan hasta la cumbre, hacen un altar de piedras, y Abraham amarra a Isaac con sogas y lo acuesta sobre el altar. Llorando, Abraham levanta el cuchillo y está a punto de matar a Isaac cuando--

El Angel del Señor dice: “No lo hagas, Abraham. Ahora sé que me amas porque no me has negado tu propio hijo. No entiendes lo que acabas de hacer, pero algún día lo entenderás. Tú pasaste la gran prueba de la obediencia. Ahora, desamarra a tu hijo Isaac y ofrece el cordero que está enredado en aquel matorral.”

Abraham desamarra a Isaac y lo abraza, diciendo: “Gracias, Dios. Dos veces me lo has dado y todas tus promesas van a ser cumplidas por medio de él y sus hijos.”

Así termina la obrita, tal vez con una exposición de cómo Dios sí dio a Su Hijo Jesucristo para morir en la cruz por nuestros pecados porque nos amó tanto. Esta es la prueba más grande de amor que Dios pudo darnos, pues, un padre moriría por su hijo pero no le pediría morir por servirle a él. Dios dio Su Hijo Unico para salvarnos porque era la única forma de librarnos de la muerte eterna por haber sido desobedientes a Sus mandamientos.

¿Qué te parece, amigo? ¿Te parece mucho trabajo y mucha preparación para una lección tan corta? Recuerda: la participación en la Historia Divina es la mejor manera de aprender algo para nuestra vida. ¡Vale la pena!

Amigos, vivimos en tiempos cuando la mayoría de la enseñanza es con medios visuales – cine, T.C., computadores. Los niños no aprenden bien con sólo oír. Me parece que tenemos que ser más creativos y mucho más visuales para enseñar la Palabra de Dios.

vida devocional familiar

No hay duda de que Dios quiere que el papá y la mamá sean maestros de la Palabra de Dios a cada uno de sus hijos. Pero la pregunta es: ¿Cómo hemos de enseñar correctamente la verdad? Especialmente si tú no fuiste enseñado bien por tus padres, podrás tener esta clase de preguntas y hasta dudar que seas capaz de hacerlo bien.

Déjenme compartir unos principios. He aprendido de buenos maestros que la Palabra de Dios se enseña bien cuando ilustramos verdades con cosas de la vida común, sacando aplicaciones prácticas y factibles para mostrar cómo podemos obedecer la Palabra de Dios en la vida cotidiana. Para ilustrar verdades espirituales hay que pensar en cómo los niños entienden las cosas. No piensan con ideas abstractas sino en cosas absolutas o por lo menos imaginables. ¿Cómo enseñó Jesús muchas de Sus verdades? Con parábolas, historias, ejemplos de la agricultura o el hogar, etc. Cada verdad ilustrada así o con un dibujo de objeto real impacta mucho mejor que las no ilustradas y quedan grabadas en la memoria por mucho tiempo.

Por ejemplo, para enseñar que aprendemos a conocer a Dios por medio de la Biblia y la oración, podemos usar el ejemplo de las dos piernas. Pongan nombres a cada pierna: Pedro y Pablo. Díganles que traten de andar con sólo Pedro. Luego con sólo Pablo. Luego que con Pedro y Pablo caminen, corran, brinquen, bailen. Enseñar realidades espirituales con realidades materiales abre su entendimiento. Después de hablar de un tema, los niños y/o los padres pueden hacer un pequeño drama en que actúen lo que han aprendido. Piensen en las cosas más sencillas para ilustrar la verdad. Abundan este tipo de enseñanzas que pueden ser comunicadas visualmente.

Para hacer aplicaciones, es necesario ponernos en el mundo de nuestros niños: sus problemas, necesidades, sueños, temores. De hecho, nunca debemos tratar de enseñar verdades que no son aplicables a los hijos. Historias reales pueden ser usadas para mostrar cómo otros han entendido y practicado esa verdad, o tal vez lo opuesto, como no entendieron ni obedecieron a Dios en circunstancias parecidas. Hacer preguntas de aplicación ayuda a los niños a sacar una aplicación. Afírmenlos en su participación y no permitan que sean ridiculizados por los hermanos.

A mí me gustaba usar historias de personajes bíblicos para enseñar a los hijos a no mentir, no pelear con un hermano, no tener miedo, buscar dirección de Dios, cómo perdonar a otros o cómo ayudar a los que tienen necesidades. Después de leerles la historia particular, les daba hojas y plumones y ellos dibujaban alguna escena o aspecto de la historia que les gustaba, y luego explicaba su dibujo a los demás. Estas verdades se quedarán en sus mentes. Hay Biblias para Niños en que pueden ver las láminas mientras uno les lee la historia. Abundan los buenos libros ilustrados y vídeos para todas las edades que enseñan las lecciones espirituales.

Una palabra de precaución: cuidado con el uso de términos o conceptos no cristianos, por ejemplo, duendes, hadas, monstruos, etc. Los más pequeños creerán que son ciertos. Sólo les confunden acerca de lo que es real. Más tarde tendrán que aceptar como reales unas verdades invisibles. Necesitan saber que cuando enseñamos algo que no pueden ver, es una realidad, no una ficción.

Recomiendo que los padres juntos formen una lista de temas que quieren enseñar y que juntos preparen las lecciones con la ayuda del Espíritu de Dios. La salvación, el perdón, la amistad y paz con Dios, lo bueno y lo malo, la ley de Dios, vida eterna, y la tentación requieren muchas explicaciones. No es tan difícil cuando confíen en Dios y lo hacen con verdadero entusiasmo.

¿Dónde y cuándo? Son preguntas que cada familia tendrá que contestar de acuerdo con sus posibilidades, horarios, facilidades y las edades de los hijos. No debe ser un tiempo muy formal ni un compromiso legalista y seco. Los tiempos familiares deben ser flexibles, a veces más diversión que enseñanza y otras veces más enseñanza que diversión. La sala puede servir para ciertas actividades y la recámara de los papás para otras. No todos los días ni las semanas son iguales. A veces hay muchas tareas escolares. A veces los niños están enfermos o cansados. Lo mejor que podemos hacer es platicar un poco con ellos y orar para que Dios les ayude a sentirse mejor. Si hay problemas entre miembros de la familia, éstos necesitan ser atendidos primero. Busquen variar este tiempo de acuerdo con las circunstancias. Sean flexibles.

Una palabra sobre los niños pequeños. Con los primeros hay que empezar suavemente, dándoles mucha atención y amor para establecer primero la relación de padre-hijo y no sólo otro compañero de juego grandotote. Tomen tiempo para leerles libros y contarles historias. Desde esta plataforma es más fácil introducir las cosas espirituales. Ya cuando tienen hermanitos, éstos les van a imitar y es asombroso cómo aprenden a conocer a Dios.

Mis amigos, hay muchas excusas por no hacer esta labor pero recuerden las razones que Dios nos da para hacerla. Seamos fieles y confiemos en Su poder para cumplir la meta.

viernes, 23 de abril de 2010

como ensenar la biblia a tus hijos

por Karin Klein

De todos los tesoros de valor, no hay ninguno como la vida preciosa de un niño. Como padres, todos nosotros compartimos las mismas esperanzas y sueños para nuestros hijos. Aún antes del nacimiento de un niño, imágenes de salud y felicidad llenan nuestras mentes. Tenemos gran expectativa por el éxito de nuestros hijos al llegar a la madurez. Los padres quieren que sus hijos tengan éxito en la escuela, gocen de agudeza intelectual y crezcan fuertes y sanos. También se imaginan que sus hijos tengan muchos amigos y disfruten de tiempos felices con los demás.



Sin embargo, algunas familias valoran algo más que supera el desarrollo intelectual, físico, social y emocional. Muchos padres hacen este elemento esencial de crecimiento de máxima prioridad al saber que el destino de su hijo depende de ello. Esta área de crecimiento es espiritual, que tiene que ver cómo un niño se relaciona con Dios. En el Salmo 78 leemos de la importancia de transmitir la fe a nuestros hijos: “Hablaremos a la generación venidera del poder del SEÑOR,?de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado. . . Así ellos pondrían su confianza en Dios.” Aunque muchos de nosotros deseamos que nuestros hijos crezcan espiritualmente al conocer y amar a Dios, muchas veces no estamos seguros cómo hacerlo suceder. Y el crecimiento espiritual no ocurre por casualidad, debe estar cultivado a propósito. Nuestros esfuerzos por transmitir nuestra fe pueden ser efectivos y duran toda la vida pero el trabajo requiere de paciencia y esfuerzo. Los siguientes son consejos para ayudar a sus hijos a crecer espiritualmente y desarrollar un amor profundo y duradero para el Señor.

Los niños son un regalo de Dios

Estamos conscientes de el gran tesoro que son los hijos y del potencial que representan. Tenemos una oportunidad que no tiene precio al cultivar el ser interno de nuestros hijos. El hogar es la influencia más poderosa para desarrollar el crecimiento positivo emocional y espiritual. Cuide sus tesoros que no tienen precio, sabiendo que en su inversión de tiempo y energía cosechará beneficios tremendos.

Primero, mírese a usted mismo

Mucho de lo que un niño aprende es asimilado más que aprendido. El reflejo de su fe en Dios es una imagen duradera que formará el concepto de Dios en su hijo. ¿Está su fe fundamentada sobre una lista de reglas y obligaciones? ¿Le falta a su vida espiritual la vitalidad y autenticidad? Lo que su hijo debe ver en usted es una dependencia profunda sobre Dios y sus expresiones consistentes del amor de Dios en sus relaciones con los demás y sus elecciones cotidianas.

La actitud es más importante que los hechos

Las historias bíblicas no son suficientes. Recordar un conocimiento objetivo de la Biblia no es un vaticinador correcto de la sensibilidad espiritual y de crecimiento. Las creencias profundas de los niños mayores reflejan actitudes y sentimientos establecidos durante los años preescolares. En realidad, las relaciones familiares de confianza y del sentido de pertenencia son el fundamento de la habilidad de un niño al depositar su completa confianza en Dios.

Use lenguaje sencillo

El mundo del niño es el aquí y el ahora, de lo que vea y conozca. La forma en la que comprende las cosas es literal y concreta. Las palabras y frases de la Biblia que son símbolos o metáforas tienen poco sentido para los niños. Por ejemplo, “en mi corazón he guardado tus dichos” puede tener sentido e importancia para los adultos pero no para los niños. Use palabras y frases sencillas y concretas cuando hable y cante de Dios para ayudar a los niños en su viaje espiritual.

Conecte las palabras de la Biblia a las experiencia y acciones del niño

Reconozca y aproveche las oportunidades naturales para señalarle a su hijo de Dios. Las experiencias cotidianas traen oportunidades numerosas para transmitir la fe a un niño. Responder a las preguntas o ideas de un niño puede guiar la conversación hacia Dios. Palabras como “Me alegro que Dios trajo a Papi sin incidentes a casa” o “Pidamos a Dios para que nos ayude a encontrar la calle que buscamos” representan momentos cuando podemos enseñar y que puede tener una importancia espiritual para un niño. Conectar sus palabras a las acciones de un niño maximiza su impacto. “Veo que fuiste amable por permitir que Krista fuera la primera en el tobogán.” Llamar la atención a comportamientos que complacen a Dios ayuda al niño a verse como una persona amable y cariñosa. Padres que establecen rutinas de oraciones antes de comer y dormir captan otra oportunidad espiritual.

Haga que la Biblia sea parte de su vida familiar

La Biblia debe ser el centro de su hogar. Debe estar reconocida como la fuente de verdad. ¿Cuántas veces su hijo le ve leer la Palabra de Dios? ¿Promueve leer y ver los programas cristianos en su hogar? La Biblia en el idioma contemporáneo y material relacionado con la Biblia puede cultivar el crecimiento y desarrollo espiritual de un niño. Pruebe una noche en familia una vez por semana en su casa. Un juego de Biblia y leer juntos historias bíblicas son modos de enfocar sobre lo espiritual mientras se divierte en familia.

Necesitan de la iglesia como apoyo

Las relaciones son la clave del crecimiento espiritual. Usted y su hijo deben estar conectados con los demás adentro de la familia de su iglesia que pueden proveer el apoyo y aliento necesario para cultivar el crecimiento espiritual. La escuela dominical puede ser un medio poderoso de llevar a su hijo con compañeros de su misma edad para estudiar y aprender acerca de Dios a su nivel. ¡No deje de asistir a su iglesia! En un mundo ajetreado y agitado, su familia no puede vivir sin esta vital institución. Haga que la asistencia a la iglesia sea una rutina para usted y sus hijos.

Los años preescolares pasarán rápido. Quiere que su pequeño tesoro crezca a una mujer de virtud o un hombre de carácter. ¿Por qué no captar los momentos cuando sus corazoncitos están abiertos a Dios y su Hijo, Jesús? Haga todo lo posible para hacer que los años preescolares cuenten por toda la eternidad.

Como reflección: Lea Deuteronomio 6:5-9 en algunas traducciones modernas y parafraseadas de la Biblia.

preescolares

dos anos:
un ninio de 2 anos parece ser muy negativo.. a todo dice: no. no le gusta que le limiten sus movimientos. Continuamente experimenta sus límites: está tratando de ver hasta dónde puede llegar.
Llame la latención hacia algo que pueda serpositivo y productivo. Ciertos temores aparecen a esta edad. Nuestra actitud ayudará al nino a sentirse seguro o a paartarse, y sentir temor en el templo.
El nino puede empezar a cantar coritos simples. Ellos están descubirendo más objetos conocidos en los libros o retratos. En esta edad empiezan a tener más responsabilidad . Son capaces de jugar con otros ninos.

tres anos:

es posible la comunicación con otros ninos de esta edad. ellos hacen muchas preguntas. para ayudar a un nino a crecer mentalmente necesitamos darles respuestas honestas y simples.
Si el nino pregunta qué es un trueno, una respuesta muy destructiva sería: "Dios está enojado".
Una respuesta constructiva será: "Dios pronto nos dará lluvia".
Pueden cantar coritos que puedan entender y escuchar historias bíblicas muy breves.
Ellos no podrán estar quietos más de tres minutos. a esta edad el nino se puede sentar junto a usted y escuchar historias bíblicas muy breves y cantar coritos que pueda comprender.
El nino de 3 anos desarrolla más el juego cooperativo, imita más a los adultos. Les gusta el arte pero no harán ninguna figura específica. Hay más independencia y necesitan menos ayuda para lavarse las manos o quitarse sus abrigos.

cuatro anos:
la atención de estos preescolares es muy corta. son capaces de sentarse en un grupo pero deben estimular constantemente sus intereeses para mantener la atención.
Harán preguntas pero no esperarán las respuestas.
su coordinación es más desarroladay pueden hacer más cosas por si mismos.

cinco anos:
la atención del nino de 5 anos dura más tiempo. Ahora espera respuestas simples a sus preguntas. Es muy importante que le respondamos de manera simple y honestamente.
A esta edad, el nino busca aprobación,y podemos descubir su valor y originalidad.

miércoles, 21 de abril de 2010

CONTRACULTURA CRISTIANA PARA MI HIJA

Contracultura Cristiana
Definiciones que vienen al caso...
 CULTURA:  “Las culturas son sistemas de símbolos compartidos que proporcionan sentido a nuestra vida, una orientación, una forma de ver el mundo y de interpretar la realidad.” Cultura es, en este sentido, el conjunto de manifestaciones de una sociedad o un grupo humano que la distinguen y la hacen ser lo que ella es. Es decir, su arte, su manera de hablar, sus convenciones sociales, sus pautas morales, sus costumbres, etc... lo que para una sociedad puede ser culturalmente aceptable, para otra puede resultar totalmente escandaloso. Ej. Todos se darían vuelta a mirar a una señorita haciendo topless en una playa de la costa atlántica argentina... La mayoría la censuraría... Pero es cierto, también, que una mujer con el torso cubierto en medio de una tribu africana también podría ser observada de la misma manera...
 SUBCULTURA:  Dentro de cada cultura existen diferencias que vienen dadas por la edad, el nivel socioeconómico, la clase social, la religión, el origen étnico, etc. Esto es una subcultura: la cultura dentro de la cultura...
Ejemplos: el lenguaje, la vestimenta, los hábitos horarios, los lugares de reunión, la música, no son los mismos para un grupo cultural de 20 años, que para uno de 40. Y esto es absolutamente obvio y notable.
 CONTRACULTURA:  La contracultura se entiende como un movimiento de rebelión contra la cultura hegemónica. Ejemplos de esto son las llamadas “tribus urbanas” que son grupos de adolescentes/jóvenes como los punks, skins, etc., que no se sienten representados por la sociedad a la que pertenecen, y se apartan de ella, o mejor dicho, van contra ella.
 
LAS VERDADES Y LA VERDAD:
 Antes de continuar con el tema, conviene hacer unas puntualizaciones que nos serán muy útiles.
Vivimos en una época que los estudiosos dieron en llamar “postmodernidad”, es decir, lo que está después de la modernidad. Ahora bien, hay algunas características distintivas de este tiempo que me gustaría  resaltar porque hacen al tema que nos ocupa: el relativismo y el pluralismo.
Se llama relativismo a la convicción de que la calificación moral de una acción como buena o mala depende de cada cultura, de cada grupo, o bien de cada persona.
Pluralismo, por otra parte, significa que todas las culturas merecen igual respeto, todas las ideas, las ideologías, las religiones, las posturas filosóficas, las convicciones morales, las modas, etc., etc. Todas deben y pueden convivir juntas, con igual rango de autenticidad.
Esto implica que no se reconoce la existencia de una verdad, absoluta, definitiva, única, superior, objetiva... Todas “las verdades” son válidas juntamente, si le sirven a alguien. Es decir: yo creo esto, y vos podés creer aquello, y si a vos te hace bien, entonces está bien. Mi verdad y tu verdad son igualmente aceptables...
Evidentemente, esto lleva al caos total, aunque pareciera que ser “moderno”, “civilizado”, “educado”, “inteligente”, inclinara a pensar de esta manera: si todas “las verdades” son igualmente válidas...¿Quién tiene razón? ¿Todos podemos tener razón? ¿Por cuál ley nos regiríamos? ¿Con qué parámetros aceptaríamos algunas cosas y desecharíamos otras?
Como vemos, el panorama así planteado es por demás peligroso.
El mundo, con discursos de superación y respeto aparente, proclama el pluralismo como una virtud... Y la Iglesia del Señor, muchas veces, se acomoda a este sentir, y acepta cualquier cosa a fin de no ser tildada de antigua y retrógrada.
La Biblia dice, sin rodeos, que sólo hay una verdad, que es Jesucristo. Él es la verdad, y conocer esta verdad nos hace libres. No, conocer todas las verdades y quedarnos con la que más nos conviene, o hacernos una nueva si queremos y nos hace bien... Conocer a Jesucristo, que es la única verdad, el único camino, la única vida, esto nos libera... Y como Jesucristo es la Palabra de Dios encarnada, el logos de Dios, entonces, también su palabra es verdad. La Biblia, como Palabra infalible, única, de Dios, es también la verdad. Y no una verdad entre muchas, sino LA VERDAD.
(Ev. De Juan 1:17; 5:33; 8:32; 8:40; 14; 6; 16:13; 17:17; 18; 38; Ef. 1:13; 4:21; 6:14; 2ª Tes. 2:12; 1ª Tim. 3:15; Heb. 10:26; 1ª Juan 3:19)
Y la Iglesia, nosotros, cada uno y todos, como veremos más adelante, somos depositarios de esta verdad.
La verdad, así planteada y entendida, no es una cosa subjetiva, que cada ser humano se arma, producto de sus pensamientos, gustos, saberes y pareceres. La verdad es externa al ser humano. No requiere de nosotros opiniones y cambios: demanda aceptación y obediencia, porque proviene de Dios, que es la única fuente de verdad.
 
Contracultura Cristiana
 La primera cultura comenzó con Adán y Eva. Mientras Adán y Eva obedecieron a Dios, esa cultura fue piadosa, justa, santa, de acuerdo con los propósitos divinos.
El diablo desafió esa cultura, y aparentemente triunfó, desplazando la cultura centrada en Dios y estableciendo otra, una contracultura, basada en el ser humano, fruto del pecado. Esta contracultura sustituyó a la otra, y por eso se convirtió en una cultura, dominante, la que reina en el mundo todavía hoy, hasta que Cristo vuelva por su Iglesia.
Ahora bien, desde entonces, siempre ha habido una cultura y una contracultura, pero como el diablo es el “príncipe de este mundo”, y el reino de Dios “no es de este mundo”, como dice su Palabra, la cristianismo no es una cultura, de acuerdo con la terminología que estamos utilizando. Debe ser una contracultura, es decir, la que se opone a la cultura dominante en el mundo, la de la carne, el pecado, el diablo, etc., y esta contracultura se basa en la convicción de que hay SÓLO UNA VERDAD, y esa verdad habrá que buscarla en Dios.
Ahora bien, vivir el cristianismo como una verdadera “contracultura”, va más allá de sentir que la religión es una parte de nuestra vida, importante o no. Es vivir el evangelio y el cristianismo como la verdad a partir de la cual se articulan todas las otras áreas de nuestro vivir: el estudio, el trabajo, la familia, los deportes, la recreación, los amigos. Todo está permeado por Jesucristo, todo está influido por él. Él tiene señorío real sobre cada área de nuestra vida. Él gobierna, señorea, domina santamente...
Es mucho más que sólo ser cristianos. Es mucho más que sólo asistir a la iglesia. Es un compromiso de vida y de pensamiento, es una manera de ver la vida, de enfocar cada día...
¡¡¡Es una manera revolucionaria de ser joven!!
No podemos ser “pluralistas” los cristianos, en el sentido que nos lo propone el mundo: la Biblia dice que no nos debemos conformar a este mundo (Romanos 12:2), es decir, que no debemos adoptar las formas de este mundo. Porque nuestra verdad no es una verdad entre muchas: es la verdad, la única verdad, la que tenemos en las Sagradas Escrituras y la que el Espíritu Santo nos enseña, porque El, dice Juan, nos lleva a toda verdad.
No podemos ser tampoco “neutrales”: o somos una cosa, o somos la otra. No hay lugar a medias tintas. O pertenecemos a la cultura dominante, la del mundo, o pertenecemos al Señor.
No podemos, en fin, ser “relativistas”... “Y bueno... la Biblia dice esto, pero tal vez el mundo tenga razón...¡tampoco hay que ser tan fanáticos!”  ¡¡¡De ninguna manera!!! La Biblia dice la verdad, y dice toda la verdad, es toda la revelación de Dios para TODOS los hombres, cristianos o no, y jamás debemos relativizarla, o “adecuarla a los tiempos”.
 
Cristianismo: ¿Contracultura o subcultura?
 De acuerdo con las definiciones que venimos manejando, la subcultura no va en contra de la cultura imperante, sino que es la misma cultura, pero con algunas características más que hacen al grupo particular que la representa.
Pues bien, a veces los cristianos vivimos como si lo nuestro fuera una subcultura: nos conformamos a los cánones del mundo, pero agregamos a nuestra mezcla algunas características que nos son propias. Vamos al culto, y llevamos la Biblia... Hablamos un lenguaje que solo nosotros entendemos, y para todo nombramos al Señor... Pero con nuestros actos no nos diferenciamos en nada del mundo, y nuestros pensamientos y manera de ver las cosas, cada vez se acercan más a las maneras seculares...
Es más: la mayoría de las veces vivimos dentro de la iglesia pero tenemos nuestra mirada en el mundo. Añoramos sus formas, y para peor, a menudo queremos “importarlas”...
Y como el mundo por esto nos desprecia, porque no somos “ni chicha ni limonada”, nos escondemos en nuestros templos, nos separamos, y nos olvidamos, así, que debemos ser sal y luz, que debemos penetrar la sociedad para ser agentes del cambio y lograr que “venga su reino”.
¿Por qué nos avergonzamos, muchas veces, de ser cristianos? ¿Por qué no podemos decir a los cuatro vientos en qué creemos? ¿Será que no estamos seguros? ¿Será que nos sentimos sólo una subcultura? ¿Será que no creemos, definitivamente, que sólo hay una verdad? ¿Será que no vivimos lo que decimos que creemos? ¿Será que hemos perdido la frescura del evangelio? ¿Será que realmente no podemos vivir el poder liberador de Cristo? ¿Cómo habremos de influir? ¿Cómo podemos hablar del Señor? ¿Cómo podremos cumplir la gran comisión?
 La Iglesia como comunidad hermenéutica y profética
 La Iglesia del Señor, vos y yo y todos, somos depositarios de la Palabra de Dios, y de toda la revelación especial. Es decir que todo lo que Dios tenía, tiene y tendrá para decir al ser humano de todas las generaciones, razas y edades, sea creyente o no, está contenido en su Palabra, y su Palabra, si bien es de libre acceso para cualquier ser humano, sin embargo ha sido confiada a la Iglesia, para su predicación, su difusión y su interpretación.
La Biblia es la palabra profética más segura, es decir, que tiene todas las respuestas para el hombre, y todas las respuestas para el mundo.
En este sentido, no podemos seguir la corriente de la moda, o la corriente de la moral mundana. Sabemos lo que Dios dice, o deberíamos empezar a averiguarlo, si no lo sabemos, y debemos vivir de acuerdo con esto, hasta las últimas consecuencias.
 Veamos algunos ejemplos:
 
Cultura dominante (mundo)
Contracultura cristiana
La sociedad es laica, dice que puede prescindir de Dios. Hace como que no existe.
Nosotros profesamos una espiritualidad fuerte, y fundamentada, que preside todos los actos de nuestra vida.
Todas las verdades son buenas, si te hacen bien.
Hay una sola verdad, única e inapelable: Dios.
Cualquier religión es buena, si te sentís cómodo en ella.
Sólo hay una posibilidad de religión, la que te religa con Dios a través de Jesucristo, o sea, la cristiana.
Los valores morales son relativos, depende de cada persona y de cada circunstancia.
Los valores morales son absolutos, y dependen de Dios, quien los ha fijado en su Palabra.
El centro del mundo es el hombre.
El centro de todo es Dios.
El camino para ser feliz es hacer lo que uno quiere.
El camino para ser feliz es hacer lo que Dios quiere.
Lo mejor es recibir.
Lo mejor es dar.
Sálvese quien pueda, a costa de pisar cualquier cabeza.
Nadie busque su propio bien sino el del otro.
Yo, Yo, Yo, Yo....
Dios, Dios, Dios, Dios...
El fin justifica los medios...
Si los medios no son válidos, el fin tampoco lo será...
Si funciona, sirve...
Si no está en la Biblia, aunque funcione, no sirve.
Es necesario el sexo antes de casarse, para saber si hay compatibilidad.
El sexo, sólo dentro del matrimonio.
El aborto es válido, para evitar males peores.
El aborto es asesinato.
El pecado no existe, todo es cuestión de puntos de vista.
El pecado es trasgresión y ofende a Dios.
Los límites los pongo yo...
Los límites me los imponen desde fuera: Dios, la familia, la sociedad, la ley, etc.
Hay cosas que hay que hacer, porque todos las hacen...
Lo que está mal, está mal... Aunque los demás crean ser “vivos” por hacerlas...
La homosexualidad es el tercer sexo.
La homosexualidad es pecado.
Es más “piola” el que vive la vida y tiene varios amores a la vez...
Suena feo... Pero es adulterio...
Los diez mandamientos son cosa del pasado.
Lamentablemente, siguen vigentes, exceptuando los que tienen que ver con lo ritual... (Ej. El sábado)
La juventud es para divertirse
¿Divertirse? Síi, claro, y para mirar a Dios, antes de que vengan los días malos...
 
 
La “moral del Reino”
 
Cuando el Señor Jesucristo anduvo caminando por estos mundos, dejó para siempre instalada una contracultura totalmente revolucionaria. No era del todo nueva, se nutría de toda la enseñanza que Dios ya había dado a una nación, los judíos, en tantos años de historia en los que Dios intentó hacer de ellos su pueblo.
Pero el Señor le dio una vuelta de tuerca más: si te piden uno, dale dos; si te pegan de un lado, ofrece el otro, el que se humilla será enaltecido, es mejor dar que recibir, no busques tu propio bien sino el del otro, considerá a todos superiores a vos mismo, mejor es perder que ganar, el único camino al éxito es la cruz...
La “moral del Reino” no tiene nada que ver con la moral del mundo, y el mundo no termina de corromperse porque existe algo así como “la moral del reino” actuando como sal y evitando su completa ruina... No es al revés. Nuestra legitimidad no proviene del mundo, sino de Dios.
No somos porque el mundo nos deja que seamos. Somos, porque el Señor nos ha escogido y nos ha confiado la tarea de vivir para su gloria.
El desafío es enorme.
Es un desafío a no avergonzarnos de creer lo que creemos y de ser quienes somos.
Es un desafío a plantarnos firmemente en lo que Dios dice y vivir a full para ello, porque hay toda una generación que gime esperando la manifestación de los hijos de Dios.
Es un desafío a dejar de ser sólo una subcultura que permanentemente transa con el mundo para no quedar afuera...
El mundo habrá de ser realmente impactado cuando nosotros ocupemos con valor, seguridad y confianza el lugar que debemos ocupar... No como pidiendo perdón por ser diferentes, sino orgullosos (si existiera un buen sentido de esta palabra), seguros y cómodos en ser definitivamente diferentes.
No mejores.
Sólo hijos de Dios.
Lo más vil, pero pagado al precio de su sangre.

AMONESTACIÓN Y DISCIPLINA CRISTIANA
    Si los padres cristianos han de entender y aplicar la disciplina y amonestación del Señor, deben estudiar con detenimiento lo que la Palabra de Dios tiene que decir en cuanto a la instrucción de los niños.
    La palabra amonestación, como está usada en las Escrituras, significa instrucción y advertencia (Hebreos 8:5); hacer que se oigan las palabras de sabiduría (Eclesiastés 12:10-12); conseguir que una persona vea su error y se arrepienta (II Tesalonicenses 3:15); la amonestación trae ánimo (Colosenses 3:16); hacer recordar (Romanos 15:14-15); enseñar diligentemente, con paciencia decir una y otra vez (Isaías 28:10).  La definición más detallada de amonestación que encontramos en las Escrituras está en Deuteronomio 6:6-9.  (Busque y lea todas las citas).
    A veces es muy fácil amonestar para algunos padres, maestros de Escuela Dominical o Superintendentes de la misma, predicadores y todos aquellos que les gusta dar “pláticas” a los niños.  Pero el peligro más grande consiste en dar amonestaciones sin su acompañante escritural, la disciplina (manera de criar, educar o alimentar al niño).  Toda amonestación sin disciplina puede hacer que el niño se sienta dudoso, sin interés y aun antagonista al evangelio.
    La madre que amonesta a su hija para que “ame a todas las demás niñas”, pero que al mismo tiempo se muestra en actitud jactanciosa e indiferente con otras señoras de la comunidad, habla tan fuerte con esa manera de actuar que su amonestación no será recibida por su hija.  Es importante que los padres vivan todos los preceptos y proverbios que tan libremente dicen a sus hijos lo que deben hacer.  Viviendo lo que se dice no sólo tiene más valor y aceptación por parte de los niños, sino que también es muy probable que disminuirá el número de amonestaciones.
    La sabiduría adquirida por la experiencia puede ser pasada a otros por medio de la amonestación, pero puede convertirse en regaño cuando se repite constantemente la misma cosa sin un propósito determinado.  También el tono de voz debe ser tomado en cuenta.
    Cuando hacemos algunas prohibiciones a los niños, debemos decirles la razón o razones de las mismas.  No esperemos que el niño obedezca ciegamente sólo porque sus padres lo dicen.  Él tiene una mente y necesita razones en las cuales pensar, que puede comprender y que le traigan convicción.  Es muy fácil decir “no debes hacer esto”, pero es difícil explicar el por qué, y sólo nos damos cuenta de ellos cuando el niño nos pregunta ¿por qué no lo debe hacer?  Nunca debemos dar como razones: “Porque en nuestra iglesia no creemos en tales cosas” o “porque lo digo yo”.  Estas razones no lo convencerán.
    En cualquier forma que se le dé la amonestación al niño, ya sea por medio de una plática, un mensaje, una enseñanza o por medio de consejos, ésta debe ser dada en tal forma que el niño pueda aceptarlo y sacar provecho de ella.  Debemos entender que el niño no es un adulto pequeño.  Él no está en vía de preparación para vivir una vida espiritual en el futuro cuando ya sea grande, él es una persona que está viviendo ahora mismo y que necesita ser enseñado hoy para que llegue a conocer y amar al Señor Jesús en una forma personal.  Todas las influencias espirituales que reciba antes de su conversión son muy importantes, y su relación con Cristo en el futuro dependerá en gran parte de la actitud que él tome ahora.
    La amonestación debe centralizarse en la persona de Cristo.  El niño jamás se humillará y adorará a quien él nunca ha conocido como digno de confianza y amor.  Muchos cristianos jamás han conocido la realidad de tener un Señor; y por no tener una experiencia más profunda e íntima con Él, luego regresan a la vida antigua o viven una vida cristiana raquítica y tambaleante todos sus días.
    Sólo los padres que están dispuestos a ser amonestados por el Señor, están en condiciones de amonestar en el Señor.  ¿Están ustedes aceptando las amonestaciones de Dios?  ¿Está su vida en condiciones de amonestar en el Señor?  ¿Están las relaciones de esposo y esposa creando un ambiente propio para la amonestación espiritual de los hijos?  Dios quiere ayudar a los padres cristianos en sus relaciones mutuas, con sus hijos, en el hogar y en el trabajo para que vivan de acuerdo a las amonestaciones del Señor.
DISCIPLINA INDIRECTA
    ¿Qué es importante, lo que se les dice a los hijos o lo que en realidad son los padres?  El ejemplo de los padres, lo que los hijos ven en ellos diariamente, es lo que vale mucho más que las palabras.  Hay un refrán que dice: “Lo que haces habla tan fuerte que no oigo lo que dices”.
    Muy pocos son los padres que están conscientes de que su actitud y conducta impresionan la mente de sus hijos de una manera poderosa y perdurable.  La disciplina se necesita demostrar con hechos, pues no sólo consiste en repetir proverbios.  Dar instrucciones puede ocupar sólo unos minutos al día, pero disciplinar por medio del ejemplo es un proceso continuo.  Es muy importante enseñar la Palabra de Dios a nuestros hijos, pero es más importante aún demostrar la Palabra de Dios en nuestra vida diaria.
    La disciplina indirecta enfatiza la influencia silenciosa del ejemplo de los padres en la vida de sus hijos.  Un modelo bíblico de una influencia positiva por medio del ejemplo lo encontramos en Ana y su hijo Samuel.  Ana era una mujer de oración (I Samuel 2:1-10); tenía gran fe en Dios (I Samuel 1:18); era una mujer de gran dedicación (I Samuel 1:11); era honesta (I Samuel 1:27,28).  Todas estas cualidades en el carácter de Ana, fe, oración, amor, dedicación y honestidad, fueron la influencia callada que ejercía su vida sobre su hijo.  Su ejemplo jugó un papel muy importante en el desarrollo del carácter espiritual de Samuel.  Si estudiamos detenidamente la vida de él descubriremos las mismas cualidades que observamos en Ana.
    Los niños son lo que son sus padres.  De ellos aprenden por medio de su vida religiosa y espiritual durante las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana.  Es cierto que muchos niños de hogares inconversos que se convierten, incluso hay hijos que se vuelven más fuertes espiritualmente que sus padres, pero lo corriente es que los niños de hogares cristianos aprenden todas las doctrinas fundamentales de la Palabra de Dios por medio de la vida y el ejemplo de sus padres.
    La fe que descansa en Cristo en vez de apoyarse en buenas obras, no puede pasar inadvertida por los hijos.  Las palabras de gratitud y alabanza al Señor y las veces que se piden perdón son escuchadas por los niños.  El ejemplo del padre y la madre dependiendo de Dios es demostrado por medio de la oración y el estudio de la Biblia.  Los himnos y versículos que oyen de labios de sus padres y todo lo que escuchan y observan en ellos, enseña mucho en forma silenciosa en cuanto a la salvación por medio de la fe en Cristo.  Los niños saben que el Espíritu Santo mora en el corazón porque ven el fruto de amor, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
    Al preguntarle a un joven qué traducción de la Biblia prefería, contestó: “Yo prefiero la de mi madre”.  Ella ha traducido la Biblia al lenguaje de la vida diaria.  Nunca he encontrado porciones oscuras en su versión.  Cuando leo otras versiones, es la de mi madre la que siempre esclarece mi problema.
    Los padres deben demostrar a sus hijos que los aman y es bueno que no sólo lo demuestren con hechos, sino que de vez en cuando se los digan con palabras.  Muchos niños se dan cuenta que se suplen sus necesidades físicas o materiales, pero no se hace con amor.
    El hogar debe ser un lugar de gozo, donde reine siempre la alegría en el ambiente.  Debe ser un lugar donde no existe el aburrimiento, el desorden, el bullicio, la suciedad siendo por el contrario donde todos, inclusive los niños, estén felices cumpliendo cada uno con sus ocupaciones.  Los niños deben estar felices para ser buenos, y el hogar debe ser el lugar más feliz del mundo.
    Si en el hogar los padres juegan con sus hijos, toman en cuenta sus deseos e intereses, hacen planes juntos, van a la iglesia como familia, tienen un tiempo devocional y de adoración en el cual los niños toman parte activa, allí habrá bendición y felicidad.  Allí los niños aprenderán a orar y leer la Palabra de Dios.  Si padres e hijos trabajan juntos en el hogar, si no muestran preferencias por ciertos hijos, en ese hogar los niños estarán aprendiendo muchos hábitos buenos y su ambiente será de paz y felicidad.
    Recuerden que la paciencia, bondad, mansedumbre, templanza y fe serán igualmente aprendidos.  Las influencias silenciosas que nutrirán y desarrollarán el carácter del niño en el Señor son el fruto del Espíritu Santo en la vida diaria de los padres cristianos.  Cuan atractivo será Cristo para aquellos hijos, porque es Él quien ha dado ese espíritu de amor, gozo y paz a su hogar.
EL FRUTO DE UNA BUENA DISCIPLINA
    Proverbios 29:15,17 nos dice: “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.  Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”.
    Para muchos padres disciplinar a los hijos significa, según ellos, forzar la arbitraria autoridad paternal.  Creen que el hijo disciplinado es aquel que salta cuando oye el ruido del látigo; que no debe bajo ninguna circunstancia expresar una opinión o hacer una decisión; el que obedece sin hacer preguntas, aún de las órdenes más descabelladas.  Pero esta no es una forma de criar a los hijos en la disciplina del Señor, ni podemos llamarle “disciplina cristiana”.  Esto sería criar a los hijos en un ambiente de violencia.
    El extremo opuesto es el de criar a los hijos sin ningún control paternal y por lo mismo sin ninguna disciplina.  El niño hace lo que se le antoja y luego domina la vida de los adultos que le rodean.  Entre estos dos extremos está el camino que se debe seguir.
    Muchos problemas de disciplina surgen por causa de la ignorancia, es decir, se desconoce su verdadero propósito.  La disciplina que se practica con sabiduría utilizará la voluntad del niño, enseñándole a que él obedezca porque desea hacerlo, o sea, que el niño anhela obedecer por su propia voluntad.  La verdadera obediencia viene de adentro.
    Las madres y padres que han renunciado a su deber de disciplinar a sus hijos también han perdido privilegios y alegrías.  La disciplina tiene dos funciones principales: la de formar hábitos en el niño que le serán útiles y la de modificar o cambiar todos aquellos que son inservibles o malos.  Si un niño posee un mal hábito no nació con él, lo adquirió por medio de la imitación o el aprendizaje.  Todo hábito malo debe ser corregido.
    Es más fácil e importante prevenir que corregir malos hábitos ya formados.  Es por eso que todo padre verdaderamente cristiano se preocupará porque el niño desde su temprana edad adquiera hábitos cristianos.  Todo lo que se hace repentinamente es lo que se transforma en hábito.  Si deseamos que nuestro hijo se comporte debidamente en la Casa de Dios, nosotros no debemos permitirle, ni una vez que ande libre gateando o caminando por todas partes en el templo, con lo cual le enseñamos reverenciar el lugar donde adoramos a nuestro Dios.  Este será un buen hábito.
    Cuando los padres imponen una disciplina a base de temor, los hijos obedecen porque es su deber, pero no lo hacen porque lo desean y quieran agradar a sus padres.  Tienen miedo de quebrantar la autoridad paterna.  ¿Será ésta la disciplina del Señor?  Como cristianos, ¿Estamos obedeciéndole por temor o porque le amamos y deseamos honrarle?
    Cuando los padres hacen que sus hijos les obedezcan ciegamente y por temor, llegará un día cuando su hijo o hija se revele.  La expresión: “Hazlo porque yo te ordeno” no es una razón para que el niño obedezca.  Con frecuencia y honestidad los padres deben analizar lo que han dicho.  ¿Les gustaría que alguien a quien ustedes necesitan obedecer tomara esta misma actitud?  El problema de disciplina abarca no sólo a los hijos, sino también a los padres.  Deben estar seguros que están demandando obediencia no sólo por su propio beneficio, sino por el bien de sus hijos.  El padre que no practica la disciplina en su propia vida, no podrá imponerla en sus hijos.  Si el padre y la madre ganan el respeto y amor de ellos, éstos les obedecerán con alegría.  Todo padre que es firme en sus decisiones y cumple lo que promete ganará el respeto y admiración de sus hijos.
    El mejor método de disciplinar es el de crear condiciones que evitarán que las faltas se cometan.  Vale la pena y paga grandes dividendos hacer que la obediencia sea algo que traiga gozo y satisfacción a todos los miembros del hogar.
    Si los padres siempre están haciendo una lista de prohibiciones y están constantemente diciendo: “No hagas esto”, “no hagas lo oro”, impresionarán al niño, y él procurará probar nuevamente.  Es mucho mejor buscar el lado positivo para la corrección.
    Otra cosa que es importante que los padres sepan es que el juego es algo muy real e importante en la vida del niño.  Él lo considera tan serio como el trabajo para el adulto.  Muchas veces la desobediencia del niño es provocada porque el padre interrumpe al niño en su juego de una manera sorpresiva y demanda obediencia inmediata.  El niño necesita tiempo para hacer los arreglos necesarios en su juego antes de obedecer.  Por ejemplo, un niño piensa no venir inmediatamente a comer o acostarse porque está jugando. La niña vendrá con gusto si le advertimos que es tiempo de que acueste su muñeca porque también es hora de que ella vaya a comer o a dormir.  En vez de hacer que Juanito interrumpa su juego bruscamente, le podemos decir que debe estar listo para venir a la mesa durante cinco minutos.  También le podemos advertir que debe venir tan pronto como termine de descargar su camión.
    El castigo puede usarse con niños de cualquier edad, pero si el padre o maestro usa el castigo para cualquier falta y constantemente, su método de disciplina no sirve.  Recuerde que con su ejemplo, siendo firme en sus decisiones y cumpliendo lo que promete, usted ganará la admiración, respeto y amor de sus hijos.

ENSEÑANDO LA BIBLIA A LOS BEBES:
Los bebés pueden y están aprendiendo cada momento en que están despiertos. Ellos aprenden constantemente al observar, sentir, probar, oler, escuchar y experimentar. En la iglesia, los maestros trabajan diligentemente para proveer oportunidades a los bebés para que entiendan las verdades bíblicas. Cuando usted esté en el salón de los bebés de la iglesia, nunca se dedique solamente a cuidar a los niños. ¡Enséñeles!

Use la Biblia para enseñar a los bebés y a los niños de un año de edad
En el salón de los bebés pequeños de la iglesia debe haber siempre una Biblia con láminas, aun para los que están en las cunas. Los maestros deben usar la Biblia lo más frecuentemente posible para enseñar a los bebés. Es importante que el maestro muestre amor y respeto por la Biblia. La actitud del maestro en cuanto a la Biblia es “captada” por los bebés.
Coloque la Biblia en un lugar accesible y fácil de ver en el salón.
Lleve al bebé hacia donde tiene la Biblia, señale la Biblia y diga “Biblia. Gracias Dios por la Biblia”.
Use los versículos bíblicos, los pensamientos bíblicos y la historia bíblica mientras habla de la Biblia. Siente al bebé en su regazo.
Mientras cuida a un bebé o mira la Biblia con un niño, cante una canción apropiada sobre la Biblia.

Use la música para enseñar la Biblia a los bebés y niños de un año de edad
La música es importante para enseñar a los preescolares. La voz del maestro es una de sus más importantes herramientas. Muchas veces los bebés responden más al canto que a una conversación. Para cantar con un bebé no tiene que tener una voz bien educada. Los buenos maestros cantan.
Apréndase y cante los cantos que se enseñan en los materiales de enseñanza cada mes. Invente sus cantos. Use tonadas conocidas, pero sustituya las letras de acuerdo a lo que está enseñando.
Cante en cualquier momento de la sesión. Cuando recibe a un bebé, cuando lo sostiene en sus brazos, cuando le muestra una lámina, cuando le cambia el pañal, cuando le da la leche, o cuando despide a un niño o a sus padres.

Usen la oración para enseñar a los bebés y a los niños de un año de edad
La oración no es algo fácil para enseñar a los bebés. Sin embargo, los maestros deben mostrar sus oraciones mientras ellos cuidan, juegan y enseñan a los niños. Los maestros deben ser buenos modelos al tomar tiempo para orar con los niños.
Use oraciones para dar gracias a Dios por cosas y personas que le sean familiares a los niños.
Use palabras sencillas en sus oraciones. Evite el simbolismo en las oraciones con los preescolares.
Evite decir oraciones de memoria. Ayude al niño a comenzar a aprender que la oración debe hacerla en sus propias palabras, expresando sus sentimientos. Sea espontáneo y sincero. Use frases cortas y muy simples.


METODOS PARA ENSEñAR LA BIBLIA A BEBES:

Enseñando a los bebés
El folleto de LifeWay nos dá sugerencias
 Escrito por el personal de la Editorial, NASHVILLE, Tenn.
Estas verdades sirven como fundamentos para el resto de las verdades espirituales:
-- Yo: Dios me hizo. Soy una persona. Soy especial. Estoy creciendo. Puedo hacer muchas cosas. Puedo tomar decisiones.
-- Iglesia: Veo a gente en la iglesia. La gente en la iglesia me ama. La gente en la iglesia tiene cuidado de mí. La gente en la iglesia habla y canta sobre Jesús. Tengo amigos en la iglesia.
-- Familia: Tengo una familia. Mi familia me ama. Mi familia me cuida.
-- Dios: Dios es un nombre. Dios es una persona. Dios me ama.
-- Mundo natural: Dios me hizo. Cosas hechas dios que puedo explorar con mis sentidos. Dios hizo cosas que puedo descubrir. Dios hizo cosas que puedo disfrutar. Dios hizo las plantas. Dios hizo los animales.
-- Otros: Estoy consciente de las otras personas. La gente me ama. La gente tiene cuidado de mis necesidades.
-- Biblia: La Biblia es un libro. La Biblia es un libro especial. Oigo hablar Dios y Jesús cuando se utiliza la Biblia.
-- Jesús: Jesús es un nombre. Jesús es una persona. Jesús era un bebé. Jesús tenía una familia. Jesús me ama. El domingo de Resurrección es un día especial.
Guía de actividades
Desde el nacimiento los bebés están aprendiendo. Sin embargo, lo que aprendan dependerá de la clase de cuidado y experiencias que tengan en los primeros meses de vida. Durante los primero dos o tres meses, los bebés usan sus sentidos para aprender acerca del entorno que les rodea. Escoja actividades que involucren ver, escuchar y tocar. Limite el tiempo que el bebé pase en una silla o en una cuna. Los bebes necesitan sentir el calor y la voz humana.
Actividades para bebés de un mes a tres meses:
• Ponga música de fondo suave y relajante, use música un CD de música de adoración si es posible instrumental. Revise la tarjeta del horario del bebé. para ver si hay instrucciones en relación con su hora de dormir y horario de alimentación.
● Móvil en blanco y negro. Prepare un móvil con círculos blancos y negros del papel de construcción y fórrelos con un plástico. Use hilo nylon o lana para colgar cada círculo del techo sobre el cambiador de pañales. No coloque el móvil demasiado bajo porque el bebé podría agarrarlo.
• Cante, “Cristo me ama.” Sostenga al bebé en sus brazos o acuéstelo hacia arriba en su regazo con su cabecita en sus rodillas. Cerciórese de que su cabeza esté bien apoyada. Mientra lo sostiene cante, “Cristo me ama, sustituyendo por el nombre del bebé
• Ate un espejo a las camas de bebés.  Usando Velcro o tiras magnéticas, ate un espejo que no se rompa, especial para niños en el lado de la cama de los bebés. Incline el espejo de modo que el bebé pueda verse. Cuando el bebé ve su reflexión en el espejo, diga: Gracias Dios porque _________ (mencione el nombre del bebé) puede ver con sus ojos.
• Tómele fotos de los bebés. Tome una foto de cada bebé en su departamento usando una cámara instantánea polaroid (de inmediata impresión). Coloque las fotos en un álbum de fotos de pasta su Gracias Dios, por los amigos de ________ (nombre del bebé) en la iglesia.
• Juegue con cada niño.   Coloque una manta suave en el piso. Ponga al bebé encima de la manta y siéntese al lado de él en el piso. Mueva suavemente los brazos y las piernas del bebé. Cosquilléele debajo de la barbilla o en el vientre. Mientras juega con el bebé diga: Gracias Dios por _______ (nombre del bebé). Estoy feliz de que ___________(nombre del bebé) haya venido a la iglesia hoy.  
Actividades para bebés de cuatro a seis meses:
• Ponga música suave y relajante de fondo, preferiblemente ave o forrados con tela. Alce al bebé en su regazo, y miren juntos el álbum. Conforme miran las fotos diga: música de adoración instrumental. Revise la tarjeta del horario de comida, siesta del bebé y si hay instrucciones especiales del padre.
• Suspenda un móvil colorido.  Prepare un móvil colorido con círculos de papel de construcción rojo, azul, verde, y amarillo y protéjalos con plástico. Cuelgue los círculos con hilo nylon o lana sobre la mesa para cambiar pañales. Puede también agregar cascabeles que el bebé puede golpear al mover sus bracitos. No coloque el móvil demasiado bajo para que no lo agarren.
• Mire en el espejo, a la Biblia, y cante: “Cristo me ama.” Mientras sostiene al bebé en su regazo, coloque un espejo de modo que él pueda ver su reflejo. Abra la Biblia en el Salmo 122:1 y diga: Yo me alegro de ir a la iglesia. Cante, “Cristo me ama,” substituyendo por el nombre del bebé.
• Tome fotos de los bebés. Tome fotos de cada bebé en su clase usando una cámara instantánea polaroid de impresión inmediata. Ponga las fotos en un álbum de fotos suave del vinil. Sostenga al bebé en su regazo, miren las fotos juntas y diga: Gracias Dios por los amigos de ______ (nombre del bebé) en la iglesia.
• Juegue con cada niño. Haga un juego sencillo de preguntar y señalar con el bebé. Pregunte ¿Dónde está la nariz de _________ (nombre del bebé)? Luego toque su nariz y diga juguetonamente: “¡Allí está la nariz de _______! Haga esto varias veces y después cambie a un oído o una rodilla o pancita. Pare cuando el bebé se vea cansado del juego. Luego diga: “Gracias Dios por haber hecho a __________ (nombre del bebé)
• Juego con un sonajero (chilindrín). Haga un juguete que haga sonido colocando granos en una botella de agua o algún rllenar las botellas con cascabeles y pequeños trozos de papel coloreados o pom-poms pequeños de muchos colores.
• Juegue con envases de "sentir". Cubra cuatro envases redondos con telas de diversas texturas. Ponga sonajeros o cascabeles dentro de dos de los envases. Coloque las tapas en los envases. Sostenga al bebé en su regazo y ayúdele a tocar y sentir las diversas texturas. Diga: "Gracias Dios por las manos de _________(nombre del bebé). Permita que el bebé sacuda o que ruede los envases. ¡El descubrirá que algunos de los envases hacen un sonido! Abra el envase y saque el sonajero. Diga: "Gracias Dios por los oídos de ______ (nombre del jugar más. ecipiente pequeño. Asegure la tapa con cinta adhesiva brillantemente coloreada. Alternativamente, usted podría
• Juegue y ore con el bebé.  Haga el sencillo juego de preguntar y señalar como ese indica en la sección de los bebés de cuatro a seis meses. Cambie el juego un poquito. toque la nariz o el oído repitiendo la parte varias veces. Antes de cambiar a otra parte del cuerpo ore: “Gracias Dios por la nariz de __________ (nombre del bebé).
• Juegue con instrumentos musicales.  Consiga o prepare usted misma varios instrumentos musicales tales cascabeles en un palito de madera, botellas plásticas con granos adentro, bien selladas con cinta, claves, hechas con dos palo cortos deUtilice las sugerencias de la sección para bebés de cuatro a seis meses y agregue las actividades siguientes.
• Mire en el espejo y juegue “¿Dónde está el bebé? (peek-a-boo)    Siéntese al lado del bebé en el piso. Sostenga un espejo irrompible delante de la cara del bebé y diga: “Yo veo a_________ (diga el nombre del bebé). Quite el espejo y diga: “¿Dónde está _________ (nombre del bebé)?. Coloque el espejo nuevamente frente al bebé y diga: “¡Aquí está! ¡Aquí est bebé). ¡El oyó el sonajero!
Actividades para bebés de siete a doce meses:
• á _________! (nombre del bebé). Continúe jugando hasta que el bebé ya no quieramadera (palos de escoba) y decorados con colores brillantes.
• Juego con tazones y cucharas. Coloque en el piso dos tazones grandes de plásticos y dos cucharas. Cuando el bebé coja la cuchara, demuéstrele cómo golpear suavemente la los tazones con la cuchara. Diga: "Gracias Dios por las manos de ________ (nombre del bebé). El bebé puede jugar de poner y sacar otros juguetes en los tazones.
• Aprendiendo de la Creación. Abra la Biblia en el Salmo 104:33 y coloque un dibujo del mundo de Dios. Mencione al bebé que Dios hizo los pájaros, árboles y flores y cante una canción de agradecimiento algo que diga como "Gracias Dios, Gracias Dios, Gracias Dios por las aves.   Repita la canción mencionando otras creaciones de Dios como las flores, los árboles, los peces, etc.
Use un álbum de fotos con recortes de revistas o fotos de la naturaleza: flores, aves, árboles, animales. Permita que el niño pase las páginas. Nombre cada objeto y mencione una cualidad (color, tamaño, aspecto) conforme el niño ve cada página.
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principios financieros para la familia y el niño:
¿Hacia donde se está dirigiendo este mundo en el aspecto económico?
¿Cómo enfrentarán nuestros niños el futuro económico en sus vidas?
¿Serán nuestros niños los eternos endeudados de los próximos años?
¿Hay alguna directriz, que nosotros podamos enseñarles a ellos, para evitarles los dolores de cabeza?
La Biblia habla con bastante insistencia a acerca de las finanzas.
Instruye al niño en el camino correcto, y aún en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6
Muchas veces nosotros los adultos estamos inmersos en nuestras crisis financieras, mal manejo de los recursos y desesperados por nuestros proyectos futuros que sin duda, según nosotros, nos sacarán del pozo de la desesperación, que nos olvidamos de ajustar nuestro presente para poder invertirnos en la formación de la generación futura que nos mira con sus ojitos hambrientos de orientación.
Cinco Principios son claves, primero para practicarlos nosotros y luego enseñárselos a nuestros hijos.
Recordemos que nosotros no podemos enseñar a nuestros pequeños lo que no estamos viviendo.
La mejor enseñanza no es la que decimos sino la que vivimos.
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CINCO PRINCIPIOS FINANCIEROS PARA ENSEÑAR A NUESTROS NIÑOS.
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¿Qué es un principio?
Un Principio es una enseñanza vivida y compartida que trasciende la cultura, la esfera geográfica, las costumbres, las épocas y se mantiene sin sombra de variación.
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1.- PRINCIPIO INVERTIR.
»Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil.” Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil.” Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”
»Después llegó el que había recibido sólo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo.” Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses. Mateo 25:19-27
“El que trabaja la tierra tendrá abundante comida; el que sueña despierto sólo abundará en pobreza”. Proverbios 28:19
Necesitamos compartir con nuestros hijos que Dios nos provee el dinero y que es necesario hacer producir ese dinero. Se comienza por hacerles entender que la manera de hacer dinero es a través del trabajo. Amor al trabajo es vital.
En nuestra sociedad mucha gente ve el trabajo como un castigo, una pesada cadena que hay que comenzar a arrastrar cada lunes. NO!, El trabajo es una bendición. Otros quieren hacer dinero a través de manera fácil como lotería, juegos de Azar o malos negocios.
Es nuestro deber enseñar a los pequeños a amar el trabajo, invertir sus fuerzas en algo que traerá de vuelta una recompensa. Enseñarles que luego de ganar el dinero como producto del trabajo hay que pensar como invertir en algo para aumentar esa ganancia.
Una niña quiso hacer galletas para vender en su colegio y sus padres le dijeron: “ No. Tú tienes todo lo que necesitas acá, si necesitas dinero dinos cuanto quieres!”. Estos padres perdieron una oportunidad de enseñarle a ganarse la vida.
“Las manos ociosas conducen a la pobreza; las manos hábiles atraen riquezas”. Proverbios 10:4
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2.- PRINCIPIO GASTAR.
Nuestro deber es enseñarles a gastar y gastar bien y sabiamente. Enseñarles que la Radio, la TV y las revistas les quieren vender a uno cualquier cosa y que luego de esas propagandas nos sentimos urgidos a ir al centro comercial a adquirir lo que nos vendieron primero a los ojos.
Enseñarles a los hijos que no en vano los comerciantes invierten miles y miles de dólares en propaganda. Ellos necesitan aprender con nuestro ejemplo que no somos esclavos de lo que nos ofrecen. Nuestro principio de gastar nos rige para entender que primero gastamos en lo que es vital y necesario y segundo nunca debemos gastar más de lo que ganamos. El límite siempre será lo que ganamos pero debemos gastar menos de lo que ganamos y aprender a decir..NO MÁS.
Necesitamos enseñar a nuestros hijos, la responsabilidad de nuestras acciones financieras.
Que bueno es cuando les enseñamos desde niños a trabajar con su propio presupuesto en base a lo que obtienen y que hagan seguimiento de sus gastos.
Así que de buena gana gastaré todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por ustedes. Si los amo hasta el extremo, ¿me amarán menos? 2 Corintios 12:15. Pablo habla acá de la importancia de saber gastar en lo que vale la pena.
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3.- PRINCIPIO  AHORRAR.
“Aprended de las hormigas, animalitos de escasas fuerzas,
pero que almacenan su comida en el verano. Proverbios 30:25
Ahorro es vital en la vida. Mucha gente vive una vida lamentando el pasado en sus finanzas y enredados en las deudas del presente y eso les roba la oportunidad de planificar para el futuro. Hay tres cosas que nunca debemos olvidar en materia de finanzas:
Primero separar una parte para la obra de Dios, porque Dios ha sido bueno con nosotros mostrándonos cada día su misericordia,
Segundo: Apartando una parte para el pobre, porque Dios bendice a quien se acuerda del pobre y
Tercero, apartando una parte para ahorrar pensando en el futuro.
Para enseñarles a ahorrar a los niños podemos darles un incentivo como el 1X1. Decirle al niño la importancia de ahorrar y que por cada dólar o peso que ahorren, nosotros le vamos a aportar la misma cantidad o el 50 % de lo poco que ellos ahorran.
Cuando mi hijo estaba pequeño quería una bicicleta. Yo se la podía comprar totalmente, pero le dije: ¡ Si quieres la bicicleta comienza a ahorrar” *El me dijo, Papá de donde si yo no tengo trabajo , yo estudio. Le dije, bueno mientras estudias, yo puedo darte algunos trabajos y tú ganas y ese dinero que tu guardas yo lo incrementaré con la misma cantidad para que entre los dos compremos la bicicleta. Él se emocionó. Lo ponía a pintar paredes o arreglar cosas en casa y el ahorraba y yo también. Por supuesto a la larga puse un poco más que él para que tuviera su bicicleta. Usted podrá imaginarse el rostro de felicidad que él tenía cuando salió con su bicicleta de la tienda donde la compró. Lo más importante, es que él aprendió la importancia de ahorrar.
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4.- PRINCIPIO  PEDIR PRESTADO.
Oh. Amados, esta es una sociedad de consumo y de deudas. Hay gente que deben hasta dos meses adelantado de su trabajo. Piden lo que se llaman vales o dinero adelantado. Deben sus tarjetas de crédito. Son esclavos de los bancos y entidades financieras. Enseñemos a nuestros niños a no caer en la trampa de las deudas y que si hay necesidad de un préstamo, este se enmarque dentro de nuestra realidad financiera y que tengamos el espacio para tener oxígeno sin morir ahogados antes de tiempo.
Necesitamos a enseñarles a evitar al máximo las deudas y sólo entrar en el espacio de los préstamos cuando hemos hecho una evaluación sana, pedido consejo de gente que sabe y moviéndonos dentro del marco de nuestra realidad financiera.
“Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores”. Proverbios 22:7
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5.- PRINCIPIO COMPARTIR.
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“Darle al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones. Proverbios 19:17.
“Quien cierra sus oídos al clamor del pobre, llorará también sin que nadie le responda”. Proverbios 21:13
Hay un principio hermoso en el Dar. Dios nos dio a su hijo Jesucristo. Juan 3:16
Necesitamos enseñarles a los hijos a darle al que no tiene. Comenzando por sacar esos juguetes que él ya no usa e ir con ellos mismos a una casa pobre para darle felicidad a otro niño.
“El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido”. Proverbios 28:27
Llevar comida con ellos a una familia necesitada y enseñarles la importancia de compartir parte de su dinero con otros necesitados. Ellos verán la mano y la bendición de Dios en sus vidas.
“El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres”. Proverbios 22:9
El que siembra maldad cosecha desgracias; el Señor lo destruirá con el cetro de su ira.​ El que es generoso​​ será bendecido, pues comparte su comida con los pobres. Proverbios 22:6-9
Estos Cinco Principios financieros son poderosos en la mano, la mente y el corazón de nuestros pequeños.
Pero recordemos:
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No podemos enseñarles a ellos, lo que nosotros mismos no estamos practicando.