viernes, 30 de abril de 2010

educando a los hijos

¿Quién debe enseñar?
Damos gracias a Dios por las reuniones cristianas, los maestros de jóvenes y escuela dominical, los organizadores de campamentos, familiares y amistades. Estos nos colaboran en la crianza de nuestros hijos, pero la responsabilidad de enseñarle a los hijos la pone Dios sobre nosotros como padres. No podemos evadir esta responsabilidad ni pasársela a nadie.

¿Qué deben enseñar los padres cristianos?
Los principios de la Palabra de Dios. Esto es mucho más que contarles las historias de la Biblia y motivarles a memorizar versículos. El objetivo es que entiendan y alegremente acepten los principios y los valores de Dios. No basta con que el niño sepa que mentir es pecado. Queremos que el niño se acostumbre a decir la verdad. ¿Por qué? Porque el hijo ama a Dios y quiere agradarle.

Padres cristianos no pueden estar constantemente junto a sus hijos. La visión es motivarles a entregar su vida a Cristo, amarle, y querer obedecerle. A los ojos de Dios, el éxito consiste en obedecer.

Mi niño nació irresponsable como su papá
Un niño es como un jardín. Si no se trabaja, crece pura maleza. Al niño se le puede enseñar a ser cumplido y responsable. Desde temprana edad se le puede enseñar a recoger sus juguetes, a arreglar su habitación, a colaborar con limpieza en la cocina. Se le puede enseñar a respetar la propiedad de los demás. Se le puede enseñar las normas normales de buena cultura contestando “sí señor” y “no señora”. El niño puede aprender a ser aseado, a no botar su basura en el suelo, a ser generoso, a compartir. ¡Nunca le celebre una grosería! Niños no nacen groseros e irresponsables. Los padres permiten que así se desarrollen.

Como regla general, los hijos llegan a ser
lo que los padres les permitan que sean.

El consejo bíblico para la crianza de nuestros hijos es:
“Criadlos en la disciplina y la amonestación del Señor”
- Efesios 6:4.

Disciplina y amonestación, ¿Qué es la diferencia?
La buena crianza de hijos es una mezcla de castigo (regaños, limitaciones y la varita) y de amonestación (consejos y explicaciones).

Con la disciplina o el castigo se busca corregir la mala actitud y la mala conducta por medio de la incomodidad y dolor físico.

Con la amonestación se busca corregir los malos pensamientos por medio de la enseñanza, del diálogo sincero y amoroso.

¿Cuándo se disciplina y cuándo se amonesta?
La disciplina cristiana siempre busca ayudar al niño a “madurar y andar por el buen camino”. Por eso toda disciplina debe ir acompañada de explicaciones, aclarando al hijo dónde se equivocó y por qué lo que hizo no es aceptable.

La cantidad de disciplina y amonestación depende de la edad y la madurez del niño.

Al aumentar la edad, se aumenta la amonestación y se reduce el castigo.

Ingredientes de una amonestación efectiva
Con la amonestación se busca cambiar la mente y la voluntad del niño. Es decir, se busca cambiar su forma de pensar y de actuar.

Corregir su mente - su forma de pensar:

1. Se le debe explicar qué fue lo malo que hizo, y porqué es malo.

2. Se le debe explicar qué es lo correcto que debía haber hecho, y porqué es correcto.

Corregir su voluntad - su comportamiento:

3. Se le debe motivar a reconocer su mal pensamiento y su mala conducta.

4. Se le debe ayudar a que confiese que es culpable.

¿Qué es obediencia?
Algunos padres no educan a sus hijos a obedecer porque ellos mismo no saben que esperar. ¿Cuándo se sabe si su hijo obedeció? La obediencia consta de tres elementos:
Acción inmediata. No cuando el hijo quiera.
Acción completa. No a medias. Si no ha terminado la tarea, no ha obedecido.
Buena actitud. No se debe aceptar sujeción de mala gana como si eso fuera verdadera obediencia. Se busca acción de buena voluntad.

Si su hijo no cumplió con estos tres elementos, no ha obedecido. Para exigir esta clase de obediencia, el padre debe hablar en voz clara y normal (no gritar). Confirme que el niño sí entendió sus instrucciones. Asegúrese que el niño sí está en condiciones de responder inmediatamente y capaz de hacer el trabajo antes de exigirle.

¿Cuándo se debe enseñar?
“Estas palabras que te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás
de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarse, y cuándo te levantes”
- Deuteronomio 6:5-7.

Para poner este versículo en práctica, tenemos que buscar maneras de pasar tiempo con nuestros hijos. Existen dos clases de momentos durante el día en las que podemos enseñarles los principios Bíblicos a nuestros hijos:

(1) Momentos estructurados: Estos son tiempos planificados en familia. Consiste en apartar un momento de cada día para el altar familiar, el “minuto de Dios”, el devocional familiar.

(2) Momentos inesperados: Estas son las oportunidades que presenta la vida para explicar y aplicar los principios de la palabra de Dios. Por ejemplo:

- Si usted apaga la TV porque una película se está volviendo malsana, tome la oportunidad de explicarle a sus hijos porqué esa película no conviene, porqué no le agrada a Dios.

- Al pasar el bus por una zona rosa, sus hijos podrán observar unas prostitutas paradas en la esquina. Esta situación se presta para hablar de los peligros de la prostitución, la tristeza de tener que vender el cuerpo. Dependiendo el ambiente, se puede comentar sobre los planes de Dios para le sexualidad, el valor de la familia, las influencias de amistades, la importancia de escoger bien los amigos o temas afines.

- Si ven un incendio o una casa caída, podemos conversar sobre la brevedad de la vida, la inseguridad de lo material, o la importancia de atesorar tesoros en el cielo.

Estimados padres, abramos bien los ojos. ¡Aprovechemos esas oportunidades que se presentan durante el día. Utilicemos algunas de ellas para influenciar las mentes de nuestros hijos.

¿Cómo organizar una devocional familiar?
Busque un tiempo natural cuando pueda reunir a toda la familia. Lo recomendable es una vez al día. Muchos encontramos que es bueno comer juntos. El tiempo devocional familiar puede ser antes o después de una comida, o antes de acostar a los niños. Su duración puede ser de unos 5 a 10 minutos. Máximo 15 minutos. Busque material que se ajuste a la edad o la etapa que estén viviendo sus hijos. Algo que les sea interesante. Haga preguntas sobre lo leído. Trate de motivar algo de discusión y concreten una o dos aplicaciones.

Para variar, algunos días, en vez de lectura Bíblica, pueden cantar unos himnos o unos coros. A veces pueden orar todos en turno, incluyendo a mamá y cada uno de los hijos.

Es mucho mejor todos los días un poquito, que pocas devocionales bien laaaaargas!

¿Cuándo se le explica al niño lo del sexo?
Sencillamente cuando empiece a preguntar. Contéstele naturalmente y siempre dígale la verdad. Se le debe dar suficiente información para satisfacer su curiosidad de ese momento. Más adelante se le podrá ampliar la explicación. Si los padres no explican estas cosas, las aprenderán de mala manera en la calle. Existen libritos sobre la sexualidad para niños. Estos pueden ser muy útiles.

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